CAPITULO 61

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-Pablo-dijo Ana mientras lo seguía por el pasillo sin que él se girara para dirigirle una mirada-. ¿Pablo que haces?

-No quiero hablar contigo-susurró él-. Por favor déjame-dijo bajando las escaleras y encontrándose con Gimena en el salón con su bolso en el hombro.

Ella lo vio un momento y Pablo respiró hondo viéndola a los ojos...Ella había presenciado todo.

-Siento lo que pasó Gime-dijo suavemente-. Te pido disculpas y Ana se encargara de hablar con Vanesa para que no exista ningún problema con tu pago.

-No se preocupe por eso señor-susurró-. Ya tengo mis cosas y estaba a punto de irme.

-No tienes que irte-Pablo bajó la mirada viendo a al cachorito tomy que estaba corriendo a su alrededor-. Vanesa va a necesitar ayuda. No te preocupes soy yo el que se va.

-¿Pero donde iras? -dijo Ana suavemente-. ¿No crees que sería mejor quedarte aquí?

-¿Quedarme aquí? -dijo Pablo furioso girándose a Ana que lo veía preocupada-. ¿Quedarme aquí para que exactamente? Quedarme para ver como mi esposa me es infiel con otra mujer, y como mi mejor amiga me ocultó toda la verdad. No, muchas gracias.

El silencio reino en la habitación mientras los tres se veían entre sí. Ana veía a su amigo con tristeza sin saber que hacer para lograr que se sintiera mejor. No quería dejarlo ir en ese estado. Estaba pálido y con sus ojos rojos y llenos ira.

-La señora Pineda se llevó el coche de la señora Martin-dijo la chef suavemente-. Su coche no está señor.

Pablo respiró hondo sabiendo que Gonzalo se lo había llevado. ¿Un coche? Que importaba un coche cuando su vida se acababa de romper en pedazos.

-Tomare un taxi-susurró rápidamente dirigiéndose a la puerta-. Dile a Vanesa que hablare con ALE-dijo refiriéndose a su abogado personal-. Para que empiece los trámites del divorcio. Es de mutuo acuerdo así que no tendrá problemas en librarse de mi para hacer su vida con esa...con esa mujer.

Ana no dijo nada mientras veía a Pablo abrir la puerta y salir de la casa rápidamente. La chef y ella se vieron entre ellas y la sonrisa de Ana tembló un poco. ¿Qué podía decir? Entendía perfectamente a su amigo. Y a pesar de lo que acababa de pasar veía que aún existía preocupación y respeto hacía Vanesa, y eso hablaba del hombre que era.

-Si vas a irte y tienes coche-dijo dirigiéndose a Gimena-. Creo que sería bueno que lo llevaras-susurró-. No sé si podrías hacer eso por él.

-Por supuesto-dijo asintiendo y rápidamente saliendo por la puerta. Ana suspiró mientras veía al cachorro sentarse junto a la puerta cerrada y empezar a aullar con tristeza. Las lágrimas llenaron los ojos de Ana al saber lo que acababa de pasar y sintió dolor en su corazón. Muchas veces la vida era muy injusta.

Gonzalo sonrió mientras entregaba su boleto de avión, y entraba a la zona de abordaje. Iba a regresar a Madrid y en el momento en que pusiera un pie allí iba a difundir todo lo que sabía sobre Vanesa Martin y a ganar mucho dinero.Malu jamás le había importado pero estaba su orgullo, sería el esposo herido el cual había encontrado a su esposa con otra mujer. Y se vendería como un víctima de las circunstancias para así justificar su divorcio y sacar el mayor provecho de la idiota de Malu Sanchez. Iba a divorciarse, claro. Pero tendría que pagar por quedar libre para vivir su vida con Vanesa Martin.

Era un plan perfecto, el esposo ofendido por el engaño. Iba a verse en una posición difícil ante los demás, pero no importaba. Su reputación era lo de menos si iban a ofrecerle mucho dinero por la historia. Ya había vendido información a un diario de latinoamerica que le había pagado muy bien y la noticia estaba próxima a salir. Estaba seguro que podría conseguir más dinero en Espana.Gonzalo sonrió tomando la pequeña cámara que tenía en sus manos. No había tenido oportunidad de ver el video pero había sido lo primero que había tomado de la habitación que compartía con Malu.

RESISTIENDO,LA CONTINUACIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora