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Jackson se separa de Mark, rodeando la mesa hasta posarse a un costado

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Jackson se separa de Mark, rodeando la mesa hasta posarse a un costado. El ambiente estaba tenso, y los músculos del Alfa menor se endurecieron por los nervios que lo recorrían. Miró a Jackson acomodar nuevamente las bolas con el marco triangular, dejándolas listas para una nueva tirada.

—No dudes tanto, debes hacerlo con seguridad —dijo sin verlo, colocando la cara del seis al frente y tomando la bola blanca para dejarla cerca—. Si tiemblas, tu jugada no saldrá bien. Intenta una vez más.

Mark volvió a posicionarse, recordando la postura de antes, y sintiéndose un poco más aliviado al no tener al Alfa encima de él. Aunque claro, tenerlo de igual modo, mirando fijamente cada uno de sus movimientos implicaba también un nivel de presión en él. Respiró hondo, y movió el palo con mucha más firmeza, logrando dar de lleno en la bola seis y moviendo las demás, pero sin meter alguna otra.

—Muy bien, precioso —Jackson le regaló una sonrisa de lado bastante amigable—. Ahora es mi turno —la expresión de Jackson cambió a una mucho más seria y concentrada, similar a la que mostraba cuando se encontraban en algún reunión importante en Wǒmen de wèilái. Se colocó en posición, y tiró la blanca hacia el seis, logrando meter la bola diez—. Toqué la seis, así que vale.

Mark no dijo nada, y miró atento como Jackson se movía de un lado a otro alrededor de la mesa, metiendo todas y cada una de las bolas con una facilidad que sorprendía a Mark. Luego de un par de minutos después, solo quedaba sobre la mesa la bola ocho y la blanca, en una posición donde fácilmente podía ser encestada.

—Debí haber apostado algo... —se quejó Jackson, mirando la mesa. Subió la mirada hasta Mark—. ¿Lo hacemos ahora? Es la última bola.

Mark enarcó una ceja burlón. —¿Crees que caeré tan fácil? Esa la puedes meter justo ahora.

El contrario sonrió y en un tiro flojo movió la bola blanca, chocándola con la negra que era la ocho pero sin meterla en una de las cestas. —No lo hice, ¿apostamos?

—¿Qué quieres?

—Te lo diré después de jugar. ¿Tú?

El Alfa joven permaneció en silencio analizando sus probabilidades. Jackson había dejado en una mejor posición la bola ocho, por lo que un pequeño toque con la blanca la metería, sin embargo, podía fallar, y por su inexperiencia sabía que lo haría. Además de fallar, le revolvía el estómago pensar qué era lo que pediría Jackson por ganar.

Pero su lobo no opinaba igual.

Su lobo quería jugar, quería retar y ser retado. La adrenalina del animal estaba calando también en él, y cuando menos lo pensó ya había arrebatado de las manos el palo de billar a Jackson para posicionarse en la mesa. —También te diré lo mío luego.

Apuntó en dirección a la bola blanca, en un mismo ángulo que le pudiera dar a la ocho. Sabía que no debía usar tanta fuerza por la cercanía entre ambas bolas al hoyo, pero tampoco podía darle con suavidad ya que podía no ser suficiente y dejar su vida entera a Merced de Jackson. Tragó saliva, sintiendo su nuca algo sudorosa por los nervios, y dejó salir un pesado suspiro, moviendo su mano para iniciar su jugada golpeando la blanca.

¡𝗗𝗘𝗟TA! ៚ 𝗠𝗔𝗥𝗞JIN𝗦𝗢𝗡 [VN#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora