CORAZÓN DE TIGRE

Capítulo 5

A la mañana siguiente, desperté confundida, el sol me pegaba en la cara, la naturaleza que me rodeaba era hermosa. Y luego, me acorde. De la escabullida, de la lluvia, del beso. A mi lado se encontraba James, estaba completamente dormido. Y un momento después, recordé, ¡mi vuelo! No quería despedirme así, no sabía qué hacer, nunca tuve que despedirme de alguien. James solo pensaría que jugué con él, porque al día siguiente me iría. Pero no era cierto. Sin saber qué hacer, la desesperación me invadió, y me fui.

Después de estar treinta minutos buscando la salida, al fin la encontré y pude dirigirme a mi casa. Mi reloj marcaba las 6:04 a.m. Mi papá me despertaría en quince minutos, claro, si estuviese en mi cama. Corrí como pude, abrí la puerta sin hacer mucho ruido, y corrí hacia mi habitación, para ponerme el pijama y acostarme en mi cama. Justo a tiempo. Mi papá abrió la puerta.

-Amy… Amy…-dijo cada vez aumentando más la voz.- Despierta…

Entreabrí mis ojos para simular que recién despertaba. –Hola – sonreí

-Buenos días- dijo con un tono diferente al de todos los días, sabiendo que sería el último.

-Vamos, puedes despertarme en la mañana allí –Dije, admitiendo que lo había notado- Para algo están los celulares, ¿no?

Después de desayunar, mi padre se fue a bañar, y deje entrar a Zack a la casa.

-Zack… - dije entre lágrimas- Somos los dos iguales, somos los dos tal para cual. Tú fuiste y siempre serás una de las personas más importantes de mi vida. Siendo tan diferentes por fuera, pero tan iguales por dentro. Eres mi mejor amigo, mi hermano. Gracias por tantos momentos que vivimos. Tú si me entiendes, te amo – Solté un lago de lágrimas. – No creas que esto termina aquí. Solo me iré por un tiempo, luego volveremos con nuestras aventuras, te lo prometo.

-Poli, eres la persona más valiente que conozco, tú aprenderás de ellos y ellos de ti. Demuéstrales todo lo que aprendiste aquí, sé tú misma, y nunca dejes de ser quien eres. No llores… no es una despedida, es solo un hasta luego…

Lo abracé lo más fuerte que pude hasta que mis brazos no dieron más, Zacky me lamió la cara, y prometió cuidarme desde aquí. Luego, subí a mi habitación para escribirle a James una carta de lo que sucedió. El timbre sonó, ¿será él? ¿Qué haré ahora?

Baje las escaleras, y abrí. Era Marcelo, el padre de James.

-Buenos días señorita, disculpe las molestias. Solo quería que le des esto a tu padre. – Dijo, dándome una caja.

-No hay problema Marcelo, se la daré. –Dije sonriendo.

-Muy bien, adi…

-¡Espere! – Dije interrumpiendo- ¿Le puede entregar esto a su hijo? – Le dije, mientras la daba la carta.

-Claro, que sí. – Dijo amablemente.- Bueno, debo irme, ¡buen día!