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Habían estado comprando víveres y dos mudas de ropa para el conejo verde pues ahora que el conejo no quería morir (cosa que en realidad nunca quiso) necesitaría ropa para volver, hablaron animadamente en todo el camino, Kurogiri le conto que el era un villano cosa que pareció no molestarle al pecoso y este le conto como era su vida día a día ganándose la admiración del humeante por haber aguantado tanto y tener una actitud dulce y tierna aparte de ser tan alegre

-Porque flaqueaste ahora?- después de escuchar su tormento le parecía demasiado raro que el conejo se rindiera ahora 

-All Might, hoy me lo encontré y se lo pregunte y el dijo que no podía y eso me destrozo- Claro los héroes tenían la culpa 

-Pues no le haga caso, yo mismo te entrenare para ser un buen héroe- irónico ya que el era un villano, el pecoso emocionado le agradeció. 

Al llegar a su guarida el conejo observo todo a su alrededor un bar muy bien mantenido, lo primero que sintió Izuku fueron las feromonas de apareamiento que habían ahí y lo fuerte que eran debí ser un macho grande y dominante para poder desprender tantas feromonas, por un momento sintió que no podría hacerlo pero el era alguien de palabra y cumpliría lo que dijo, el humeante lo guio hacia la habitación de donde provenía el aroma, el conejo sintió su cuerpo temblar y como su lado animal se agitaba , del otro lado de la puerta había un depredador. Entro con cuidado los animales carnívoros eran inestables durante sus celos y se guiaban por sus instintos, lo que menos quería era que el depredador lo mirara como amenaza, noto que la habitación estaba oscura solo una pequeña lámpara alumbraba, no había ventanas, daba miedo, solo había un escritorio, un mueble que suponía era de ropa y la cama, en la cama se encontró un chico de cabello entre gris y celeste claro, hibrido de lobo, tenia una cicatriz en su ojo y en su labio, un tanto alto y su cuello se miraba lastimado, su cola se movió el chico se miraba atractivo, a simple vista se miraba relajado, pero si se observaba bien se podría ver que su respiración era entrecortada, sus manos estaban hechos puños y se escuchaban pequeños jadeos 

-Kurogiri si trajiste a otra prostituta voy asesinarla- y a Izuku le temblaron las piernas por la ronca voz del chico que aparentaba tener mas o menos veinte años, había volteado a verlo y su mirada carmesí lo miraba con hambre

-Vengo a atenderte- el chico le dirigió la mirada y se sentó en la cama, su cuerpo aun temblaba y ya no estaba seguro si quería seguir pero ya estaba ahí

-No pareces un prostituto- dijo observándolo de pies a cabeza, era un conejo, su cabello, orejas y cola eran verde oscuro casi negro, sus ojos eran de un verde brillante y sus mejillas tenían pecas, su piel era blanca pero se miraban algunos moretones, Quien habrá hecho daño a un ser tan hermoso -Eres demasiado lindo y te vez tan puro e inocente- el peliverde se sonrojo ante el comentario y desvió la mirada, como podía decir eso 

-Soy virgen, solo es un favor que Kurogiri me pidió- dijo temblando ligeramente el lobo lo ponía nervioso y su olor no ayudaba 

-Vas a complacerme?- dijo mirándolo con burla se notaba que no mentía pero tener a un conejo era sumamente extraño y placentero sobretodo, el peliverde asintió, el chico lo acostó en l cama con cuidado su lado animal temblaba por dominar a la pequeña presa, comenzó a besarlo lento y pausado para que el conejo aprendiera a seguirlo -Intentare ser suave-  no prometía nada pero lo intentaría 

ConejitoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora