Era la segunda noche del festival, los lugareños se encontraban reunidos en la Gran Plaza bebiendo y devorando la comida que ofrecían, solo una persona no se hallaba alli, lejos de todo el barullo y sumido en sus pensamientos Shisui ordenaba sus ideas.
Solo le quedaban un día y dos noches para desvelar el misterio y con los datos que tenía podía formular perfectamente una teoría, sólo necesitaba comprobar una cosa y para ello debía esperar a la noche de mañana.
Quizá pasararse por el festival no sería una mala idea después de todo, le vendría bien un trago y uno que otro baile, no siempre se tiene la oportunidad en la ciudad de hacer algo parecido.
Iba de salida cuando por el rabillo del ojo divisó al padre caminar por un callejón que para nada era el camino a la iglesia. Le siguió inconscientemente hasta notar que se dirigía al bosque, esa parte del bosque si mal no recordaba estaba prohibida para los lugareños al estar plagada de tierras pantanosas y cavernas profundas demasiado peligrosas.
Procuró no perderle el paso mientras se cuidaba de no ser descubierto. Llegó a una zona donde la vegetación era tan espesa y el que no llevaba nada de luz se le hizo muy difícil avanzar. También había perdido el rastro del padre. Estaba seguro que en ese bosque había algo que le aclararia las dudas.
En cuanto saliera el sol estaría de regreso ahí para investigar.
Regresaba al pueblo luego de casi una hora o tal vez dos, que le costó seguir al padre y encontrar el camino de regreso. Mientras caminaba por las calles notó que se mostraban vacías, sin rastro alguno de haber tenido personas bailando casi toda la noche. Entonces el viento trajo consigo la nota de aquella melodia que empezaba a sonar como una nana instando a dormir . Sintió su cuerpo cansado y adormilado con cada paso que daba, ¿tanto pesaban dos noches sin dormir que apenas podía mantenerse en pie? Su cabeza reaccionó debido a un tropezón que se dió, rompiendo su concentración debido al dolor. El estado de adormecimiento desapareció y junto a él sólo quedaba el dolor del golpe... ¡El dolor del golpe!
¡Era eso! , por eso esa razón la noche anterior no había logrado dar con nada pero esta noche gracias a su tropezón tenía resulto gran parte del misterio. Solo quedaba una interrogante ¿Por qué él hacía eso?
***
Se levantó como el primero el joven periodista, los rayos del sol apenas y tocaban la tierra cuando este ya se adentraba en el bosque. Hubo andado más de media hora tratando de encontrar el lugar por el que estuvo ayer, como era de noche y poca la visibilidad, ahora de día con demasiada luz todo se veía diferente. Halló entre las ramas de un muy antiguo y viejo árbol una cinta blanca y roja, caminando un poco más halló otra y así fue encontrando tres más, cada una separada de la otra por muchos metros. El que haya ideado ese sistema de guía lo había pensado para que solo un muy buen observador se fijará en ello o simplemente que no cualquiera lo encontraría.
Casi dos horas de caminar encontró por fin su destino, una vieja cabaña en medio de la nada, bien cubierta por maleza y ramas de frondosos árboles.
Motivado a dar un vistazo dentro abrió la puerta de la cabaña entrando detrás, seciorandose de que no hubiese nadie.
No parecía abandonada, en cambio tenía sábanas limpias y aceite en las lámparas en señal de que alguien se pasaba por ahí muy seguido. Siguió mirando por todos lados encontrando poco que resultara sospechoso... quizá solo quizá esa cabaña pertenecía al padre Itachi y este venía por ahí cuando necesitaba de un respiro. Después de todo él era joven, un hombre con necesidades, que por agradecimiento se convirtió a la labor iglesiastica.
Decepcionado puesto que una cabaña en medio del bosque no probaba nada más, salgo la necesidad carnal del hombre decidió regresar al poblado y pensar entonces con detenimiento como usaría lo que le quedaba de día. Iba saliendo del lugar cuando sus pies tropezaron torpemente contra un saliente del suelo haciéndole caer.
¡El golpe de la noche aún le dolía!
El muchacho maldijo su propia torpeza por falta del sueño, lo que menos quería era hacer algún tipo de ruido delator. Estaba por reincorporarse cuando sintió provenir del suelo una ráfaga leve de viento. Reviso bajo la raida alfombra encontrando una trampilla y algo parecido a un sótano.
Casi diez minutos necesitó para bajar por lo oscuro del lugar. La humedad era terriblemente fuerte y el hedor que traía el viento aún más, tuvo que cubrir su nariz con un pañuelo ante la escena que se le mostraba. Quizá un pañuelo para los ojos debía ser lo mejor pero... ¿no estaba ya acostumbrado a eso? Eso pensaba Shisui, debido a su trabajo había presenciado muchas cosas que a cualquier ser humano le resultaría perturbador, pero lo que veía allí se cierta forma resultaba lo peor.
Sus piernas se volvieron como mantequilla y su determinación polvo, si en algún momento por su cabeza se hubiera presenciado ese desenlace para el final de la historia hubiese preferido no salir nunca hacia Hamelín.
***
La última noche del festival en la cuidad de Hamelín estaba por iniciar, los adultos cantaban y bailaban al ritmo de la música felices y contentos, celebrando ignorantes, ingenuos ante la verdad que yacía bajo el suelo de una cabaña en medio del bosque, fría y húmeda la horrible verdad.
Caminaba a paso lento el periodista por las calles de la cuidad de Hamelín con la mirada perdida, el rostro enfermo y su temple destrozado como fragil vidrio. Era mejor dejar todo allí, escondido de la luz en un pueblecito que a nadie importaba, que si uno o dos niños desaparecían no haría revuelo, por su propio bien y el de su conciencia quería enterrar todo eso hasta el fondo de su mente y jamás volver a desenterrarlo.
Hamelín la cuidad donde los niños como ratas tras la comida, seguían la melodia del flautista hasta su final.
Solo le restaba saber una cosa para poder abandonar Hamelín de una vez y por todas, sólo una cosa y se iría de ese pueblo del demonio al que nunca debió ir.
¿Quién era el flautista? ¿Qué razón tenía para ello?
Alzó la cabeza para contemplar el cielo que se pintaba on los colores del atarder.
—Un cielo rojo... un escenario adecuado para el desenlace —suspiró mirando con determinación el edificio de la iglesia frente a él.
11/12
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El flautista de Hamelin
FanfictionEn un pequeño pueblo en medio del bosque se han dado lugar una serie de desapariciones de niños. Tener en cuenta *Adaptación libre *Historia corta *Cortos capítulos *Violencia infantil. Historia totalmente dedicada a la dulce Sasu por su cumpleaño...