El flautista de Hamelín

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El periodista no regresó a la cama como su agotado cuerpo le exigía por pasar parte de la noche despierto, en cambio se alistó para salir desde muy temprano a continuar con su investigación.

Lo estuvo pensando toda la noche mientras caminaba, dándole vueltas al sonido parecido al de una flauta y la causa de que este se escuchara por las noches, que nadie del pueblo reaccionara a él. Se le ocurrían varias suposiciones pero de ellas tres eran las más cercanas a tener fundamento:

«Los habitantes del pueblo no lo escuchaban por estar dormidos.El siendo un forastero si lo había notado al no estar familiarizado» .

«Si era de conocimiento social pero estos se esforzaban por no hacerle caso temiendo que fuera obra de algún ser sobrenatural»

O la que más le parecía la indicada según su experiencia y la cual comprobaria en la noche de ser necesaria:

«La melodia era más que un sonido y tenía un objetivo  preciso,y se requería como una especie de ritual »

Su segundo día resultó ser más fructífero de lo que imaginaba, había cambiado su enfoque con respecto a sus preguntas dejando de hacerlas directas y camuflajeandolas entonces con afirmaciones que los propios aldeanos se encargaban de rectificar tras su error.

Descubrió que todos los niños en cuestión días antes de desaparecer se comportaban de manera inusual, se les veía con falta de sueño pero felices, fantaseaban despiertos y no le prestaban atención a lo que sus padres decían.

El primer día del festival en la noche les ocurría algo que cuando llegaba el otro día cambiaba por completo su forma de ser.

El muchacho siguió investigando hasta que sus pies le llevaron a la única iglesia del lugar, una construcción bastante mejor edificada que las demás pero vieja por el efecto de los años. Si mal no recordaba el joven padre que conoció a su llegada, en el ayuntamiento era el único que habitaba la iglesia.

Abrió la puerta con cuidado evitando algún tipo de sonido molesto, en vano sus esfuerzos ya que la puerta terminó de abrirse desde dentro mostrando a un joven que nunca había visto.

¿No vivía solo el padre?

Se mantuvo pensativo por varios segundos en lo que procesaba su mente la presencia del joven casi niño, porque era muchos años más joven que él mismo. Una noche de sueño faltante ...  ahora comprobaba lo torpe que lo volvía, puesto que como tonto seguía con la mano sobre la manija de la puerta que yacía abierta.

—No reconosco tu rostro,¿eres forastero?

Preguntó con voz extremadamente dulce aquella criatura, el periodista se sintió nervioso, fuera de lugar, descubierto... no hacía nada malo, pero la dulzura de esos ojos le desarmaban.

—Soy periodista —fue lo primero que su mente respondió.

—Periodista ya veo —sonrió el joven terminando de salir de la iglesia —Fue un gusto conocerte, espero verte en el festival —agitó la mano en despedida.

Los ojos del muchacho mayor se quedaron fijos en la figura diminuta de aquella criatura alejándose ¡Había presenciado a un ángel descender del cielo!

—¿Le puedo ayudar en algo?

Reconoció la voz del padre de cuando le escuchó en el ayuntamiento, por su trabajo hacia desarrollado un fino oído capaz de recordar el tono de una voz habiéndola oído una sola vez.

El día había empezado extraño, demasiado extraño.

Nunca imagino conocer a un ángel y perder de vista su objetivo en ese mismo momento.

El flautista de HamelinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora