9. Voy a ir por ella

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POV Cris

Dos semanas completas y seguía en el mismo lugar. Mi abuela trató de cambiar la decisión de mi padre millonada de veces, pero la discusión siempre terminaba igual "es mi hija y yo decidiré". Claro, como si yo fuese una especie de objeto que puede mover y moldear a su manera.
Había tratado de hablar con el, de buena manera. Nada funcionaba, y estaba llegando a mi límite.

De hecho, ya había llegado a mi límite. Afuera se podía ver un hermoso atardecer lleno de colores vivos, y sólo me hizo extrañarla más.
Me levanté de la cama harta de tanto pensar, fui tomando mis cosas del cuarto y comencé a hacer mi maleta.

La pequeña Luna irrumpió en mi habitación sin avisar, y se frenó al observar la situación, agarrando fuerte su peluche.

-¿Cris te vas a ir?- preguntó mirándome con tristeza.

Me acerqué a ella y me agache para estar a su altura.

-Luna, cariño, ya es hora de que vuelva a casa- dije tomando sus manitos- Peero   cuando vuelvas a Madrid volverás a verme ¿vale?

Asintió.

-Estas triste. ¿Irte te pondrá contenta?

-Exactamente.

-¿Y con Joana?

-Así es- respondí sonriendo y tomándola en mis brazos- tu debes portarte bien ¿vale?-dije alzando mi meñique.

-Vale- dijo envolviendo el suyo con el mío y abrazandome fuerte- Te quiero Cris.

-Y yo a ti cariño. Y a Tomy. Os quiero a los dos, y siempre me hace feliz jugar con ustedes.

De repente mi madre estaba parada en la puerta de la habitación.

Bajé con cuidado a Luna y salió corriendo hacia abajo para ir a jugar.

Mi madre se quedó mirando la situación sin entender que sucedía exactamente.

-¿Qué estás haciendo, Cristina?- preguntó calmadamente, como si no fuera obvio.

-Estoy haciendo la maleta, mamá- dije mientras sacaba la ropa del closet y la echaba sobre la cama- Porque ya han pasado dos semanas y nada ha cambiado aquí. Y no pienso perder mis últimos días de vacaciones sin ver a Joana ni a las chicas.

-¿Y cómo piensas irte?

-No lo sé. Le marcaré a Dani o me tomaré un bus.

-Anda, hija- entró caminando lentamente y apoyó su mano en mi brazo- que esto sólo hará enfadar más a tu padre.

-¿Y a mí que me importa lo que le enfade a él? Estoy harta de estar aquí a la intemperie de lo que el decida sobre mi. Y es que tu no dejas de defenderle-solté mientras arrojaba ropa hacia la maleta y notaba como cada segundo perdía un poco más de paciencia.

-No estoy defendiendolo, sólo piensa en él, necesita más tiempo..

Y ya. Perdí los estribos.

-¡Joder, mamá! ¿Y quién piensa en mí? Porque, salvo la abuela, los veo a todos bastante cómodos con el hecho de que me tengan encerrada en Zaorejas, por no querer aceptar que me he enamorado de una tía- noté como el enojo se apoderaba de mi y el calor subía por mis mejillas.-¿Por qué no puedes apoyarme en esto? ¿Por qué no me ayudas, mamá?- dije mientras las lágrimas se apoderaban de mí.

-Lo siento cariño-respondió mi madre con lágrimas en sus mejillas- Hago lo que puedo.

-¡Pero no es justo que tenga que estar así sólo por la comodidad de ustedes!

Just the same - CroanaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora