❝Un Omega Entre Alfas❞

011 : Cocinar

Para SeokJin es siempre muy agradable que algunos le ayuden en la cocina, aunque a veces pudieran cometer errores, pero estaba consciente de que JungKook era el único que no sería capaz de incendiar la cocina. Además de que podía tener una buena oportunidad de pasar tiempo con él.

Por fin el primer día de grabación del MV había terminado, y todos estaban cansados y sumamente hambrientos, SeokJin se había ofrecido a preparar algo delicioso para todos, y especifico que quería toda la ayuda posible que JungKook pudiera proporcionarle, y el omega acepto, pues no quería que los demás estuvieran discutiendo con respecto a quien se sienta a su lado para ver alguna película.

— ¡Listo! —menciono SeokJin con una radiante sonrisa—.Ahora solo falta que se sazone un poco y estará completamente listo.

—Debo admitir que se ve delicioso. —menciono el omega con una sonrisa.

SeokJin inflo el pecho orgulloso de escuchar las palabras del omega, JungKook usualmente no gustaba de todo lo que SeokJin cocina, y que ahora mencionará aquello, le hacía sentir más que satisfecho.

—Serás el primero en probar un bocado, Kook —menciono el alfa mayor—. Escuche que grabarás junto a alguien más, una escena en dónde estarán ambos.

—Sí, el director ha dicho que YoonGi hyung y yo estaremos en una escena juntos —eso no lo esperaba SeokJin.

—Es una pena...—menciono SeokJin—, me hubiera gustado estar en esa escena contigo mocoso.

Las mejillas del omega comenzaron a colorearse de un rosa pálido, haciendo a SeokJin sonreír al ver lo que había provocado, le gustaba ver a JungKook de aquella manera, sabía que lograba a veces ponerlo nervioso, y eso definitivamente le encantaba.

—Te ves tan tierno cuando te sonrojas —JungKook bajo la mirada ante aquel comentario hecho por el alfa mayor—, no debes avergonzarte, omega.

¿Cómo no quería que se avergonzará?

SeokJin coloco su mano sobre la cabeza de JungKook dándole suaves palmaditas para demostrarle que podía dejar la vergüenza de lado, y entonces el carraspeo de alguien los interrumpió.

— ¿Interrumpo algo? —JiMin había aparecido en la cocina, sus brazos estaban cruzados sobre su pecho.

—Siempre alguno de ustedes tiene que interrumpirme cuando estoy con pasando el tiempo con mi omega —dijo SeokJin cruzando sus brazos.

JungKook cerró los ojos mientras soltaba un largo suspiro, ciertamente parecía que sus pequeñas discusiones no iban a tener algún fin, y eso lograba que la paz del lugar fuera totalmente destruida.

—No es tu omega, no veo alguna marca que lo diga —comento JiMin en respuesta, miro hacía JungKook guiñándole para ponerlo nervioso, JungKook de inmediato miro hacía otra dirección.

Definitivamente estar rodeado de alfas le estaba afectando demasiado.

— ¡Te vi! —Exclamo SeokJin—. No vuelvas a hacer eso, JungKook no quiere que un alfa como tú lo corteje.

— ¿Quién lo dice? JungKook y yo podemos ser pareja, y eso es lo que somos, ¿verdad omega?

JungKook no dijo absolutamente nada, no quería hablar, pero las miradas de ambos alfas estaban sobre él, y no sabía que decir.

— ¡Hey! ¿Ya está la comida? —ahora TaeHyung había entrado a la cocina, y su vista fue a dar hacía el omega—Kookie, ¿quieres mimos?

La pregunta hizo que tanto SeokJin como JiMin soltaran un gruñido, alertando al omega, miro hacía TaeHyung, quien ni siquiera se inmutaba ante los gruñidos de advertencia de los otros alfas y se acercaba hacía él para después abrazarlo por los hombros y con cuidado jalarlo hacia afuera de la cocina.

— ¿Por qué hiciste eso, hyung? —pregunto JungKook sin hacer algún esfuerzo por soltarse del agarre del alfa.

—Porque esos dos se ve que querían tener una pelea, y no quiero que salgas lastimado por ellos, ¡no me lo perdonaría! —Beso la coronilla del omega—. Vamos, te daré mimos.

—No me gustan, hyung.

—No digas nada, sé que te gustan Kookie, además prometió que podíamos tratarlo como el omega que es, y mi instinto dice, que Kookie quiere mimos ¡y estaré encantado de dárselos!

El omega soltó un suspiro, no quería mimos de parte de ninguno de los alfas, pero sabía que debía cumplir con lo que había dicho, así que nada más le quedaba la resignación.