Capítulo 6: El Predicador

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Conforme se acercaba la llegada del predicador, Emma y Lenora mientras hacían los preparativos de la comida se decían "Encantada de conocerlo", Emma era una de las más alabadas cocineras de todo CoalCreek, y siempre que alababan su comida decía que antes de conocer al Señor no podía freír ni siquiera un huevo ya que él era el que guiaba su mano y hacía que todo saliera bien. Mientras ellas seguían con lo suyo Arvin y Joanna estaban sentados en el punto más alto de las escaleras apreciando al menos una pequeña parte de la cocina

- ¿Por qué lo tratan como si fuera un rey? -Preguntó Joanna intrigada

-Porque así es la devoción... los hombres hacen cosas impensables por la fe-Respondió fríamente Arvin mientras fumaba un cigarrillo- ¿Eran devotos en tú familia? -Complementó el joven

-No lo sé con exactitud, aunque me imagino que sí, aunque a mí no me llama tanto la atención el tema de la religión-Respondió Joanna con timidez, Ella sabía la historia de Willard y Charlotte Russell por eso no se atrevió a preguntarle algo a Arvin

Joanna, digamos que era muy escéptica a veces tenía la esperanza de sus padres se encontraran en un lugar mejor. A veces se preguntaba que atrocidades habían hecho sus padres para que Dios la castigara a ella siendo una persona desafortunada. A pesar de los muchos intentos de Lenora por adoctrinarla, simplemente Joanna no cedía. Y también por miedo a un colapso emocional en plena iglesia. Por eso simplemente no iba.

Llegó el día era un Domingo y por primera vez tuvo que vestirse con una camisa de cuellos blanca, una falda tableada negra, medias y zapatos de vestir. Ya que según todos tenía que lucir elegante. Iban llegando a la iglesia en el Bel air

-Tengo en el corazón en el estómago- Dijo Emma mientras salía del carro-Quítate eso de la cabeza-Ordenó para que Arvin se quitara la gorra

-Si empiezas a sentir miedo o angustia o algo así avísame para que así nos regresemos a la casa ¿está bien? -Le dijo Lenora a Joanna mientras se dirigían a la entrada la niña solo asintió con la cabeza

Al entrar después de esperar una larga fila por fin le vieron la cara al predicador Preston Teagardin era su nombre, no era la gran cosa, Joanna simplemente no dijo nada y se quedó atrás de Arvin mientras se realizaba la "Operación encantada de conocerlo" (Así era como lo llamaba en tono burlesco) Definitivamente Preston no ganaría en una pelea, pero podía recitar el libro del apocalipsis dormido.

-Dichosos sean los que tienen hambre y sed de justicia-Dijo el hombre

Posteriormente cuando todos estaban listos para el sermón el reverendo empezó a hablar

-Amigos... no hay duda... que todos aquí somos gente humilde-Dijo él mientras unas cuantas personas decían Amén-Y les agradezco la bienvenida de corazón, pero amigos la pobre alma de la persona que trajo los hígados de pollo en el plato desvencijado me inspira a rezar por ella antes de comer...-Dijo el bastardo

Las caras de confusión y de indignación de la familia eran evidentes

-Claro que unos estamos mejor que otros...Y veo que hay mucha carne roja y blanca sobre esta mesa y sospecho quien trajo esas bandejas a veces comen muy bien...-Seguía hablando el reverendo

Emma tenía pinta de echarse a llorar, Arvin la abrazaba por el hombro, Lenora no podía evitar sentir vergüenza y Joanna hizo un gran gesto de desaprobación

-Pero los pobres deben traer lo que pueden costear, Así que esos órganos son una señal de que debería como nuevo predicador de esta iglesia sacrificarme, para que hoy ustedes puedan comer la carne buena...-Añadió él

Joanna estaba cien por ciento segura de qué Arvin lo estaba maldiciendo en su cabeza porque ella también lo estaba haciendo y consideraba que era una pérdida de tiempo, un insulto para su familia y que prefería haberse quedado a jugar cartas con el tío Earskell

-Y eso es lo que haré, me comeré esos órganos porque al modo del buen Señor Jesús cuando me da la oportunidad. Y hoy...me ha bendecido con otra oportunidad para seguir sus pasos-Terminó el reverendo Teagardin

Al llegar al carro se subió toda la familia con indignación

-No quiero que te vuelvas a preocupar por ese imbécil presumido apuesto que no tiene ni donde caerse muerto-Le dijo Arvin a Emma

-Nunca me había podido sentir tan avergonzada en toda mi vida, me hubiera escondido debajo de la mesa-Dijo Emma aguantando las lágrimas

-Iré a hablar con él-Dijo Arvin a punto de salir del carro

-No, Arvin déjalo así, simplemente no era el predicador que esperaba-Dijo Emma mientras lo detenía

-Abuela, ese no es ningún predicador, es tan malo como los tipos que te estafan por la radio-Dijo Arvin

-Por ese tipo de gente es que no voy a la iglesia- Dijo Joanna para si

-Seguro quería todos los hígados de pollo para él, por eso hizo lo que hizo-Dijo Arvin indignado

-Posiblemente no había comido tan bien en toda su vida-Dijo Joanna tratando de animar

-Porqué ¿si viste como se los engullía? -Dijo Arvin siguiéndole el juego a Joanna

-No deberían hablar así... el predicador Teagardin no estaría aquí si el Señor no lo hubiera enviado-Dijo Lenora defendiéndolo

-Estoy cien por ciento segura que el Señor no mandaría a un fantoche idiota, porque eso es lo que es, un...-Decía Joanna antes de ser interrumpida

-Joanna suficiente, solo vámonos a casa-Interrumpió Emma bajando la mirada

Delirios Inocentes (Fanfic El diablo a todas horas)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora