¡Bienvenidos nuevamente a una nueva sección! En este espacio hemos decidido hacer algo un poco diferente y entretenido. Aquí estaremos acompañando a las Winx durante 25 días de sus navidades desde perspectivas completamente diferentes.
Serán 25 días...
La navidad, una bonita época, pero no para todos. Especial si se pasa con seres queridos, triste si se pasa solo. Y de esto último Nex sabía mucho. Su novia tenía una cena de gala con las demás familias reales, algunos de sus amigos también estaban ahí y los demás estaban con sus respectivas familias. Y para colmo, sus padres estaban de viaje. Él no podía estar en la cena de la realeza porque no pertenecía a esta. ¡AHG! Le gustaba que su novia fuese princesa, en algunas ocasiones se habían aprovechado de esto, pero hoy lo aborrecía.
Como un alma en pena, se acercó a la puerta principal para recoger la comida a domicilio que había encargado. Dejó la bolsa sobre el sofá y sentándose al lado, empezó a comer mientras veía partidos de fútbol antiguos. Pasó así toda la noche, apático, hasta que se quedó dormido entre envoltorios de hamburguesas y patatas.
Sin embargo, al escuchar un ruido, se despertó. Alerta, observó el salón en la oscuridad de la noche, intentando descifrar si había sucedido en realidad o habían sido imaginaciones suyas. Un segundo ruido le confirmó sus sospechas, había alguien más en el piso. En absoluto silencio, se levantó del sofá y se acercó a un mueble, de donde sacó una daga. Caminando con cuidado se acercó a la puerta de la habitación, la cual comunicaba con el pasillo, donde, tras asomarse, observó una silueta negra.
Respiró profundamente y se lanzó al ataque. Corrió hasta el sujeto e intentó inmovilizarlo, pero su contrario lo esquivó. De esta manera, empezó un combate cuerpo a cuerpo entre los dos. La daga fue lanzada por el chico, pero el intruso consiguió apartarse, provocando que el objeto se clavase en la puerta del final del pasillo, no sin antes cortar ligeramente el brazo del invasor, quien se sujetó la herida. Aprovechando esto, Nex se lanzó sobre su oponente, inmovilizándolo en el suelo.
- ¡Nex, para! ¡Soy yo!
Esa voz... ¡Layla! Corriendo se levantó de encima de su novia para encender la luz. Ahora pudo contemplarla bien. Llevaba su pelo recogido en un moño desenfadado y vestía un chándal de color negro. Una pequeña mancha roja, se estaba empezando a formar a su lado, Al percatarse de esto, la cogió en brazos, estilo princesa, y la llevó al baño. La sentó en el retrete y con el pequeño botiquín del que disponía, empezó a curarla.
- ¿Cómo has venido? ¿No tenías una cena? - preguntó, mientas mojaba un algodón en agua oxigenada.
- Sí, pero he podido escaparme. – respondió haciendo una mueca de dolor al sentir el algodón en el corte. – He fingido encontrarme mal y he dicho que me iba a descansar.
- ¿Eso no te traerá problemas? – Nex no quería causarle percances a su novia.
- Que va, he puesto almohadas en la cama para que se piensen que soy yo. – comentó tranquila. – Además, Stella y Bloom me cubren.
Con una sonrisa en la cara, acabó de vendar la pequeña herida. Se movieron hasta la habitación de Nex, quien le prestó una de sus sudaderas, pera cambiarse la chaqueta y la camiseta, que estaban manchadas de sangre.
- Siento haberte herido.
- Siento haberte asustado. Tendría que haberte avisado de que venía, pero quería sorprenderte.
- No te preocupes. – la tranquilizó,
- También siento no tener regalo. – lo miró apenada
Nex la miró tiernamente y la abrazó por la cintura, haciendo que su contraria colocase sus brazos en u cuello.
- Tenerte aquí es el mejor regalo posible. – la besó tiernamente en la frente. – Es un maravilloso milagro de navidad
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