¿Amigos?

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"Mm tu estado subió mucho, esto es sin duda raro." Su diosa le dijo mientras miraba una hoja que contenía su nuevo Estado.

"Bueno pelee recientemente con un aventurero de LV 5, y no me fue tan bien que digamos." La diosa lo miró con sus ojos rojos y levantó un poco su ceja.

"Pero dime Bell tomaste un poco de su sangre."

"Sólo un poco, no mucho que digamos."

"Bueno quitando el hecho de que trataste de pelar con alguien por encima de tu nivel. Tengo que decirte que todas tus estadísticas ya subieron al rango B."

"¡¿Enserio?!"

"No se porque si te la pasas horas en calabozo, algunas veces prefieres quedarte almenos uno o dos días en el Calabozo matando sin parar."

"Bueno supongo que eso es cierto." Bell se rasco la cabeza en vergüenza. "Supongo que debo dejar de entrenar tanto."

"Sabes eres el único aventurero que considera la mazmorra como entrenamiento, eso me hace estar orgullosa de ti, a este ritmo podras llegar a subir de nivel en nada, confío en ti."

"Muchas gracias... Morrigan."

"Por cierto que pasa con esos lentes

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"Por cierto que pasa con esos lentes."

"Estos." La diosa movió sus lentes para atras y sonrió. "Una amiga me lo recomendó, dijo que me veo mejor así, y tu que opinas." Ella se acercó un poco mas a el y le sonrió. "Te gusta."

"No voy a negar eso, pero aun así estoy sorprendido, no eras una guerrera brutal y eficiente."

Morrigan bufo de enojo y vio a otro lado. "No tiene sentido vestir como guerrera si al final del día no voy a pelear con nadie, este cuerpo con el que bajamos es prácticamente inútil, antes era una de las lanzas mas fuertes del cielo, en comparación ahora soy una mosca." Ella le dijo con desdén. "Aunque este traje me sirve mucho para mi nuevo pasatiempo."

"¿Nuevo pasatiempo?"

"He decidió entrenar un discípulo, tu amigo Douma de hecho me ayudó mucho."

"Eh, Douma vino aquí?"

"Si vino a darte un pequeño regaló, aunque creo que era más para mi."

"Que te entregó?"

"Bueno ven pasa niña." Morrigan grito al aire y una pequeña persona pasó a la sala donde se encontraban.

De cabellos grises y ojos amarillos sus pequeñas orejas de lobo se movían con el viento.

"Se llama Dorei Seiyoku, Douma dijo que era una solicitante, pero su Dios dijo que no podía entrar, así que me pidió si ella podía vivir aquí, como un miembro de nuestra familia."

"Y aceptaste?"

"No veo porque no."

"Supongo que si es un deseo de mi Diosa no tengo porque meterme."

Bell Bathory, Pecados de SangreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora