17 de diciembre.
—¿Enserio aceptaste su trato? — me pregunta casi en un grito mi mejor amigo.
—No grites — le digo en bajo.
—Pero es que, hermano, aceptaste su trato — dice sorprendido.
—Dime algo que no sepa, Mahttiue —le digo irónico.
—¿Y ya viste a donde iras si pierdes? — pregunta.
—He estado viendo algunos lugares por internet —contesto — eso es lo de menos.
—¿Y cuál es lo importante? — pregunta.
—La chica — le recuerdo.
—A ver déjame ver si entiendo — dice haciendo un gesto con la cabeza — la chica que te coloco el castigo de si perdías, es la misma a la que vas a llevar y besar si pierdes.
Suspiro frustrado.
—Sí Mahttiue, son las mismas personas — rodo los ojos.
—Oh mi Dios — dice emocionado —, es por ella que vas la mayoría de días a la biblioteca.
—Sí — contesto en bajo.
—¿Ella es la chica misteriosa de la cual me has estado hablando? — su emoción es demasiada.
—Sí — contesto un poco irritado.
Él ríe muy, pero muy emocionado, es un joven muy hormonal.
—¿Ya sabes en que iras? — pregunta.
—Sí, agarrare el porche de mi padre — respondo — y tú, me acompañaras.
—¿Yo? No iré solo —se queja.
—Busca a alguien entonces — le sugiero —, es tu oportunidad para llevar a la hija del dueño del bistró H.
—No creo que quiera salir conmigo — niega — no hablamos mucho.
—Pero lo has ayudado un par de veces en la tienda — recuerdo.
—Sí, pero...
—Ella es mejor amiga de mi chica — confieso.
—¿Enserio? — pregunta sorprendido.
—Mmaja.
—Oh joder — lo piensa un poco— le mandare un mensaje —avisa.
—Bien ya vez, todo resuelto — esbozo una sonrisa.
Entramos a la biblioteca GeoDall, Mahttiue viene a devolver un libro, así que aproveche para acompañarlo, solo por eso...
Observo los estantes que están casi en la entrada del lugar, hay varias personas hoy, niños, adultos, jóvenes, hasta perros. Camino a pasos lentos mientras observo cada rincón. Mi vista esta tan distraída que no noto cuando tropiezo con alguien.
ESTÁS LEYENDO
Un beso bajo la nieve. ✔️
RomanceAhí estábamos, bajo la nieve, rodeados de varios árboles que vestían de blanco, el aire movía mi cabello lentamente, mientras que mi sudadera era adornada por pequeños copos de nieve blancos. Él estaba ahí, estaba aquí, parado justo enfrente de mí...