One shots - BLACKPINK

Odiosa

CHAESOO

POV Rosé
Más de mil veces me había cuestionado si era suficiente luchar por algo, al final del día se olvidaría y seguiría el paso sin mirar atrás. Cada vez me repetía en seguir, porque en un futuro me arrepentiría de lo que pude ser capaz de hacer.

Siempre hablo de más cuando me propongo guardarme las cosas, siempre he sido la manzana podrida y la causante de los problemas, de forma directa e indirecta me sentía culpable.

— Pase. — la barba totalmente desalineada me recordaba una vez más cuan miserable era.

— Espere, no le harán nada verdad.

— No sé , fue muy grave.

Suspiro en busca de dejar que ese peso se fuera de mi cuerpo, quizás las cosas no son tan graves (aunque hace un segundo me lo hayan dicho). Me estoy limitando y dejando caer el pesimismo, no todo en la vida es malo. O si. Lo primero que vi fue su rostro repleto de lágrimas, quería ir y abrazarle, pero los ojos de su madre me asesinaban de mil maneras diferentes.

— Yo tengo la culpa de todo. — lanzo en un impulso sin darme cuenta de que mi padre estaba atrás de mi.

— No seas tonta. — habla. — no te pongas la soga al cuello y habla con la cabeza.

— Yo tengo la culpa. — alzó mi voz una vez más, el suspiro ensordecedor de mi padre erizo mi piel, tal vez mi idea no era tan buena.

— Ella también se echó la culpa, ¿a quien debo creerle? — el director se ajusta el saco buscando la verdad, cosa que, conociéndonos duraremos un buen rato aquí.

— A mi. — dijimos al unísono.

[Hace unas horas]

Vi su cuerpo estancado en medio de la cancha, una vez que logré derribar su juego bien planeando. Ella me creía una tonta, pero no, soy todo lo contrarío cabeza hueca.

— ¡Eres idiota! — grita Jisoo una vez el juego había parado.

— No. Es un juego. — arqueó la mi ceja, podría jurar que me veía mal haciendo esto, pero me da igual.

— ¡Jennie! No es eso, casi me golpeas...

— Aww, pobre. — finjo ante su excusa, ¿no pude ser más...más? Ah, no la soporto.

— Te ganare como todas las veces. — con su dedo golpea dolorosamente mi pecho, ¿como se atreve a tocarme? Nauseas. — deja de hacerte la idiota.

— Me provocas náuseas. — comentó.

— Que mal, me provocas querer suicidarme cada que te veo.

— Mucho mejor, así no tengo que verte y aguantarme las ganas de arrancarme los ojos.

— Inútil.

— Zorra. — su boca hizo una perfecta "o", pero al instante una sonrisa malvada apareció en sus labios.

— Nos vamos conociendo.

Se fue corriendo, pues los minutos de descanso se agotaron. Y de nuevo, como si el destino estuviera a mi favor, todas las jugadas se las echaba a perder. Veía su cara de frustración, me generaba satisfacción. Irremediables veces me tiro al pasto que no estaba para nada suave, el árbitro le valió dos kilos de mierda que estuviera más en el piso que jugando. Como la odio, es insoportable.

— ¿Que? ¿Te cansaste? — desde el piso y malherida mire con rabia su asquerosa cara triunfante, me gano por dos puntos la maldita rata.

— Te hubiera pateado de no ser por el árbitro que permitió que tiraras cada que me veías.