Nuestro tonto cuervito estaba muy nervioso y apenado cuando le dijo a Ringo sobre salir con Kururu, pero sobretodo se sentía avergonzado porque se había olvidado de su promesa con la pelirroja. Pero es que con tantos exámenes era normal, no le cabía mucha más información en su cabeza y se hubiera olvidado de Kururu también si esta no le enviaba un mensaje recordándoselo.
Pero ahora ya podía respirar tranquilo, ya que para su gran suerte su bermeja mejor amiga no parecía enfadada, realmente se lo tenía que compensar, ella siempre estaba a su lado apoyándolo y se lo agradecía mucho.
Pero ya lo haría en otra ocasión, pensaba ingenuamente, sin saber que ella se estaba cansando de estar siempre en segundo plano.
. . . . . .
Ringo esperaba que Kanon la llevara a algún restaurante de comida rápida o algo por el estilo, pero se encontraban frente a una tienda de ropa femenina a la cual estaban a punto de entrar, haciendo que se desorientase totalmente de las intenciones del chico.
—Por aquí mi querida princesa—dijo extendiendo su mano tratándola con máxima delicadeza, haciéndola sentir importante y valiosa, algo que no sentía desde hacía mucho.
Al entrar vio que la ropa de la tienda era muy bonita, él rápidamente se acercó a una de las dependientas y le susurró algo en el oído ocasionando que esta se riese y se fuera, entonces al volver a centrar su mirada en Ringo notó que ella lo miraba con mala cara. Aunque claro, jamás reconocería que le molestaba bastante el hecho de que fuera tan dulce con otras chicas cuando hasta hace un momento estaba siendo así de atento con ella.
La dependienta que hace unos instantes se había ido regresó y trajo un conjunto que consistía en una falda marrón de pliegues lisos que se abotonaba por el costado con botones dorados, una blusa blanca con volantes en el pecho, un chaleco marrón fuerte con blanco por los bordes y unas hermosas botas altas de pelaje del mismo color que la falda y el chaleco.
—Su novio tiene un gusto increíble, se nota lo mucho que la quiere, esto le quedara sensacional—dijo la dependienta mirándola con un poco de envidia y ocasionando un claro sonrojo en ambos.
—¡No es mi novio! —dijo Ringo exaltada y muy roja por las erronas conclusiones de la chica.
—¡Oh! Lamento mucho el malentendido, pero me parecía que hacían una linda pareja así que lo di por sentado—dijo ella inclinando su cabeza ligeramente en forma de disculpa. Y seguidamente por orden de Kanon llevó a Ringo a un probador.
Aunque solo fuera para el bobo de Kanon no quitaba el hecho de que era un chico y le daba vergüenza cambiarse, pero se tranquilizó y se comenzó a vestir con el conjunto.
Cuando las cortinas del probador se abrieron el rubio creyó ver a un ángel, su ángel, tan pura e inocente, tan dulce y hermosa, tan, tan ella, simplemente perfecta.
Parecía como si ese conjunto fuera hecho solo para ella y nadie más en el mundo tuviera derecho de ponérselo.
Para Kanon Ringo era su femme factale, aunque esta, en vez de ser una villana que lo quería conquistar lo mataba con su indiferencia y amor por otro, que, aunque se hacía el desentendido conocía perfectamente los sentimientos de la pelirroja.
—Estás preciosa—dijo él de repente haciendo que ella se pusiera un poco nerviosa.
—Gracias—habló ella acomodándose un mecho de pelo hacia atrás y sonriendo ligeramente.
De repente él se levantó de donde estaba sentado y la tomó de la mano dirigiéndose a la puerta.
—¡Espera, no he pagado por la ropa! —dijo cuando estaban a punto de dejar la tienda.
El solo se limitó a sonreír y le mostró una bolsa donde estaba su anterior ropa junto con un tíquet del conjunto informando que ahora le pertenecía.
No sabía que decir, nunca había conocido ese aspecto del blondo, siempre le había traído problemas y se había comportado como un tonto, pero esa tarde estaba irreconocible.
—Ahora que la señorita ya está lista vamos a comer algo—dijo volviendo a tomar su mano.
. . . . . .
En otra parte una linda peli rosa corría agitando su mano llamando a nuestro cuervito, se veía muy bonita con ese vestido ceñido color blanco junto con esos zapatos negros de tacón alto y un abrigo del mismo color de los zapatos y un cinturón.
—Lamento la demora, pero cerraron tarde el taller—dijo Kururu claramente avergonzada.
—No hay problema, ¿entonces qué quieres hacer? —preguntó Ikki haciendo que la peli rosa sonriera, tomara su mano y lo guiara sin saber hacia dónde se dirigían.
Ikki era jaloneado por la peli rosa hacia uno de los restaurantes más lujosos de la ciudad, temía por su billetera, además de no llevar mucho dinero encima. No sabía cómo decirle para no entrar y cuando Ikki al fin había reunido el suficiente valor para confesarle a Kururu que carecía de dinero para invitarla un hombre llegó.
—Me alegra que viniera, estamos muy agradecidos con usted y su primo por la reparación, pidan lo que deseen, la casa invita—dijo el hombre de mediana edad con un traje de aspecto caro.
El Minami se encontraba un poco perdido por las palabras que había dicho el señor.
—¿Primo? —preguntó con tono interrogativo al no entender la conversación.
—Sí, la señorita Kururu y el señor Kanon nos ayudaron con la reparación del aire acondicionado, ellos por casualidad llegaron aquí y nos vieron con ese problema y en un santiamén lo repararon y no nos dejaron bonificar su trabajo, por eso les dijimos que la próxima vez que vinieran trajeran a alguien y así su acompañante y ellos tendrían la comida gratis—explicó el señor. —Por favor acompañen a Gill, el será su mesero—dijo amablemente. —Llévalos a su mesa—le indicó.
—Como ordene. Por favor síganme—dijo el chico que no sería mucho mayor a ellos.
Después de un rato se encontraron sentados y con la carta en su mano, la peli rosa se reía al ver la cara de Ikki al observar los preciosos, si la comida no fuera gratis estaría arruinado, pero aun así le molestaba que por el idiota del blondo disfrutaran de esto.
De repente por la puerta apareció una figura que lo dejó totalmente descolocado. Ringo llevaba un conjunto muy bonito, se veía preciosa, se iba a levantar para saludarla cuando notó que ese molesto rubio se encontraba a su lado. De repente sintió un pinchazo en su pecho que casi lo dejó sin respiración, tenía tantas preguntas en su cabeza pero no podía hablar, le molestaba ver como Kanon se acercaba tan confianzudamente a su amiga.
De pronto notó cuando los rojizos ojos de ella chocaron con los suyos, la expresión de la pelirroja fue de sorpresa mientras que él solo estaba neutro.
—¿Ikki ocurre algo? —preguntó Kururu al ver que su cita miraba algo fijamente, pero cuando volteó se dio cuenta de que su primo y Ringo también estaban en el restaurante.
Ringo simplemente se encontraba hecha un manojo de nervios, no sabía qué hacer, el rubio lo notó así que trató de averiguar que le ocurría, pero cuando vio a la otra pareja le quedó claro, rápidamente la tomó firmemente de la mano y le sonrió dulcemente.
—No estás haciendo nada malo, no te preocupes—dijo él logrando tranquilizarla un poco.
—Me alegro mucho que al final decidieran venir todos, su pareja es muy guapa—dijo el gerente mirando a Kanon haciendo que ella esbozara una delicada sonrisa. —Les pondré en la misma mesa—dijo el señor muy animado.
Notas de la autora: Hola, vengo con el segundo capítulo de esta historia, como ya dije los personajes no son míos sino de Oh Great, pero simplemente me encanta Ringo.
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Cosas de la amistad
FanficRingo siempre fue la amiga fiel, aquella que permanecía a su lado incondicionalmente, pero el dolor a veces es demasiado como para soportarlo. ¿Alguien aliviará su dolor? ¿Ikki reaccionará ante este hecho?