-𝙊𝙣𝙡𝙮 𝘾𝙝𝙖𝙥𝙩𝙚𝙧

522 79 14
                                    

La mañana soleada parecía totalmente opuesta a los sentimientos que inundaban aquella habitación de hospital. Caras largas, desanimadas, melancólicas. Si te fijabas bien, uno de los presentes tenía lágrimas a punto de brotar de sus ojos, pero sin dejar que salieran en su totalidad, ya fuera por vergüenza, o por no amargar más al que se encontraba en la camilla.

Conway miraba hacia el techo, concentrándose en el nebulizador que le ocupaba la parte inferior del rostro. Aún si nunca le había temido a la muerte, esa forma tan dolorosa de acabar con su vida lo estaba destruyendo, literalmente. La metástasis proveniente del cáncer pulmonar estaba acabando con él.
Ni siquiera quería molestarse en pasar sus últimos momentos de vida mirando a sus acompañantes. Porque ellos no le importaban. Ni Gustabo, ni Horacio, y aunque sonara cruel, tampoco le importaba que Michelle estuviera allí.
La única persona que quería mirar era a Volkov, y por alguna razón que desconocía, no se había pasado a visitarlo en toda su larga estadía en el hospital. No obstante, sabía que el europeo conocía su situación.

Escuchó como alguien abría la puerta de la habitación, sin siquiera llamar antes. Al estar mirando el techo todavía, supuso que se trataba del enfermero, que vendría a inyectarle la morfina. Aunque aquel medicamento aliviaba el dolor de su pecho, sabía que no iba a salvarle la vida, ni alargarsela un poco más.
Sin embargo, por el rabillo del ojo vio a alguien que, claramente, no era ningún enfermero, ni médico, ni limpiador. Era el comisario que tanto había pedido mentalmente que viniera.

—¿Cómo se encuentra?— Preguntó el ruso a Michelle, sin siquiera saludar al par de muchachos que se encontraban al lado de la mujer.

—Grave, la oncóloga dice que no pasará de esta noche.—No respondió triste, su voz era tan neutral como siempre, pero en sus ojos se podía ver una pizca de desilusión.

Volkov no volvió a contestar. Miró a Conway, este le devolvió la mirada, y ambos la mantuvieron un rato. Aunque Jack sabía perfectamente que Viktor ni siquiera lo estaba mirando. Simplemente estaba perdido en sus pensamientos.

Y estaba en lo cierto. Volkov pensaba, pero no sabía en qué. Un montón de frases resonaban en su cabeza. Pensaba que debería sentirse culpable, porque no se sentía mal por aquel hombre en la camilla. Pero no había ningún sentimiento de tristeza o similares en su interior. Conway le daba igual. No lo odiaba tal y como lo odió esos años que lo dejó solo. Pero tampoco lo admiraba como aquellos años que podía calificar como felices, cuando trabajaban juntos. Aunque no sabía si realmente fueron momentos dichosos, o simplemente su mente estaba aplicando esa famosa frase que había escuchado en ningún sitio: "cualquier tiempo pasado fue mejor". Por lo tanto, no lo odiaba tanto como para marcharse de la habitación sin dedicarle un mísero adiós, dejándolo, seguramente, con el corazón hecho trizas. Pero tampoco lo amaba como para darle un abrazo, y desearle al oído que ojalá se encontraran en  sus próximas vidas. Aunque, para ser sinceros, aún habiendolo amado tanto cómo lo amó, nunca habría hecho tal cosa.

Se alejó de sus pensamientos y esta vez, si que lo miró a los ojos, y Conway pudo notar en estos la indiferencia que Volkov sentía hacia él. Y no pudo engañar a su mente, aquellos ojos tan desinteresados lo destrozaron, un poco, solo un poco. Porque lo siguiente fue lo que terminó de romperle.

Volkov apartó la vista de sus orbes, echándole una mirada a Michelle, nuevamente ignorando a los otros dos. Después, se dispuso a salir de la habitación, tan silencioso como había entrado. Se paró en la puerta, y Conway no pudo diferenciar si Volkov soltó un suspiro o una despedida hacia su persona.

Quiso creer que fue la segunda, porque eso le haría sentirse mejor. A pesar de ello, un dolor punzante se añadió al dolor original en su pecho, y se permitió hacer lo que no se había permitido en muchos años; llorar.

* * *

Conway murió horas después, entre lágrimas y el constante pensamiento de que nunca pudo pedirle disculpas a Viktor, y que, aunque le quedaran muchos años de vida, nunca habría podido recuperarle.

Volkov, tras salir del hospital, volvió a trabajar, tal y como había hecho durante muchos años de su vida. Patrullaba solo por la ciudad, y sin embargo, no se sentía triste por aquella soledad. Estaba feliz, y ni siquiera sabía por qué.

Metástasis 「 Volkway 」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora