No hay mucho que contar de mi, soy una mas. No soy mas alto ni mas bajo, no tengo un papel mas llamativo que el de cualquiera. Pero desde hace poco me doy cuenta de que soy, que hay algo dentro de mi que me carcome y me construye, algo que quiere salir a través de cualquier medio que encuentre. Corroe mi cerebro desde dentro de una manera tan familiar.
Las ciudades por las que he pasado y he residido me acunan en un aire estancado, no siento si estoy avanzando, aunque todos sabemos que no hay manera de no hacerlo. Bajarse del tren es una utopía de lo mas cruel. Hay veces que me pregunto si las metáforas pueden de verdad sentirse.
Me he acostumbrado tanto a la sensación de no sentir, que salir de ella me da miedo. Lo cual a su vez me causa terror. El concepto que la gente tiene de mi es solo una parte de lo que dejo ver, y esto ha causado que no halla nadie que me pueda abrazar cuando de verdad lo necesite.
Vuelvo a escribir, en negro como siempre, juntando todos los conceptos que flotan sobre la quieta superficie de mi consciencia, apacibles e inestables. Todas cambian de manera relajada, pero nunca conservan la suficiente forma como para poder atraparlas y condensarlas en algo que de verdad yo considere como creación mía. Este mismo texto es una de esas miles de cosas que haré, disfrutaré y olvidaré.
No necesitas despreciar la vida para sentirte irracionalmente inestables. No hay cosa que mas aprecie si no la vida, el mero concepto del paso entre el 0 y el 1. Pararse a pensar en que el dolor es un sentimiento que disfruto por que siento. la imposibilidad de poder afrontar, de poder experimentar y sentir me carcome por dentro. No puedo concebir nada mas que la vida, y por eso tengo fobia a la muerte. En el fondo no tengo mas que mi inspiración y expiración, no tengo mas que mi vida. No quiero mas que mi vida.
