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-¡Hola!- una voz resonó por los desolados pasillos del templo- ¿hay alguien aquí?- el joven estaba perdido, sin entender del todo lo que estaba ocurriendo.

Había llegado a esa zona de China durante la semana, y su padre, un  dramaturgo inglés, insistió en visitar aquel monasterio para comprobar con sus propios ojos algunas de las historias que había escuchado en sus múltiples viajes. Luego de días de viaje llegaron al templo, pero un problema hizo que su padre se retirara a la ciudad más cercana dejando al joven en aquel sitio.

No pasó tanto tiempo antes de que el muchacho se percatara de que, a diferencia de cuando llegó, no había ningún monje cerca, algo demasiado extraño considerando que siempre había uno de ellos vigilando sus movimientos, pues no se confiaban a los forasteros… no con tantos secretos que ocultar y proteger…¿qué demonios había ocurrido?...se preguntó mientras buscaba a cualquier persona, que pudiera explicarle porque parecía que no había nadie, ni dentro, ni fuera del monasterio, era como si el mundo se hubiera desvanecido.

Siguió recorriendo los pasillos que recordaba de su recorrido, temiendo que al adentrarse en un lugar diferente fuera peor para él, una habitación al final  estaba iluminada y desde su interior se escuchaban ruidos

- Les advertirnos que necesitaba tiempo

-Todo aquí comenzamos con su edad, incluso menos

-Pero aún así siempre estuvimos acompañados, ¿porque no tenía supervisión?

-No era necesario, Fu tiene potencial

-¿Tiene? Claro que lo tiene, creo un Amok que logró transportarnos de la realidad conocida

El joven escuchaba, impresionado por entender perfectamente lo que aquellos hombres decían, había estudiado el idioma pero aún no lo manejaba como para entender el rápido hablar de los monjes, quienes parecían ajenos a su presencia, o eso creyó

- Nuestros visitantes- preguntó uno de ellos- ¿lograron salir?

-Irian al pueblo esta tarde, por lo que es probable que no hayan estado aquí cuando...- comenzó a responder un joven, que el chico identificó como su “guía”, siendo interrumpido rápidamente

-¿Y porque veo a uno de ellos?- señaló la entrada de la habitación

El joven se asustó al notar que fue descubierto, entrando completamente a la habitación, avergonzado.

-Yo...lo lamento- dijo bajando la mirada, escuchando como todos parecían murmurar- mi padre me pidió que lo esperara aquí, por la tormenta...

- Acércate…- lo interrumpió uno de los monjes, el cual parecía ser quien mandaba, pues todos callaron frente a su orden- ¿cómo te llamas?

-Patrick  Vant

-¿Eres consciente de dónde estás?- preguntó hablando de manera más amigable, el chico miró a su alrededor antes de fijar nuevamente su mirada en el hombre

-En el templo...pero…- se detuvo un momento,  dudando en si exteriorizar sus temores- pareciera que... en realidad no lo estamos

-Fuimos engullidos por una criatura- uno de los monjes hablo, siendo callado por sus cercanos ante la falta de respeto mostrada 

-Efectivamente- dijo el hombre frente a él, quien miró al grupo tras él para que soltaran a quien había interrumpido-  estamos en el templo, pero fuera de la realidad que conocías.

-¿Qué quiere decir?- preguntó confundido

-Quiero decir que ya no estamos en el universo, hemos desaparecido del mundo regido por las leyes naturales y hemos sido trasladado a un lugar que es todo y nada a la vez- ante la mirada aun mas confundida del joven el hombre suspiró- no  podrás volver a tu hogar, no a menos que nuestro discípulo haya logrado escapar, y de ser así, tendrá que descifrar la forma de vencer al amok responsable de esto, de lo contrario permaneceremos aquí para siempre.

De todo lo que escucho, solo logro comprender que era casi imposible volver a su hogar. 

***

Los días pasaban y Patrick parecía vivir algo irreal...no, él estaba en algo irreal...el tiempo pasaba pero a la vez no, no tenía sueño, no tenía hambre, no se sentía agotado, ni con energías, era como vivir una y otra vez el mismo segundo en el que habían desaparecido de la realidad, estaban pausados, suspendidos hasta que el hechizo se rompiera…¿hechizo?...no, hasta que el monstruo fuera derrotado...para Patrick, las palabras del monje cobraban cada dia mas y mas significado, estaba atrapado en un todo y nada a la vez. 

-Maestro- se acercó un día, observando como este le respondía sin siquiera voltear, no tenía intención de molestarlo en su meditación, pero era difícil encontrar al hombre sin estar realizando esta actividad-ya no tolero mas esta situación, mi vida era mas emocionante… y estar aquí...haciendo nada es tan frustrante...

-Debes- el maestro comenzó a decir, siendo interrumpido

-¡¡No!!, no me gusta estar aquí, es tan..tan...

-Puedes comenzar meditación cuando gustes- hablo sin darle importancia al arrebato del muchacho

-¿Meditación?- pregunto confundido, no había pensado en hacer lo mismo que todos los demás

-No nos hemos matado entre nosotros por la meditación- bromeo el maestro invitándolo a sentarse junto a él- intentalo

*** 

Los años transcurrían fuera de esa burbuja libre del tiempo. Patrick meditaba diariamente, pero también entrenaba, los guardianes comenzaron a entrenarlo en artes marciales, y a enseñarle todos los secretos que, en su momento, estaban completamente prohibidos para él, todo la teoría tras la magia de los Kwamis.

Los maestros, al no encontrar la caja, supusieron que Fu la había tomado para protegerla, y  debido al incierto futuro al cual se enfrentaban decidieron enseñarle a Patrick todo lo que no alcanzo a aprender Fu.

Patrick, aunque receptivo ante las enseñanzas de sus maestros, no estaba tan interesado como en la meditación, la cual le permitió conectarse al otro mundo y percibir como este iba cambiando a con el paso del tiempo.

El joven  vio a su padre, esperando por él hasta el día de su muerte, vio a su hermana creciendo y formando una familia en la cual deseo poder estar, percibió a su sobrino, y al hijo de éste, y todo quién siguió después de él... ante los sentimientos de nostalgia que lo embargaba decidió dejar de observar a su familia, debía asumir que ya no volvería con ellos.

Mientras Patrick lentamente aceptaba su realidad,  los maestros observaban a Fu, enorgulleciendose de que, pese al desafortunado accidente, el chico si era merecedor de la responsabilidad adquirida.

Trataron varias veces de comunicarse con él, pero les resultaba difícil por la culpa  que sentía el chico, y por el plano atemporal en el que se encontraban.  Ninguno de ellos se percató que no solo era la culpa de haber creado al amok, sino el haber perdido en su huida dos miraculous.

Cath [Adrinette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora