10

43 5 0
                                    

Capítulo 10.


—Soorim.—dije finalmente.

—Hoseok, por favor, no vayas a colgar—dijo ella apresuradamente.

—No quiero hablar contigo—iba a colgar cuando hablo más angustiada que antes.

—Youngsoo quiere ir por ti.

Por un instante es como si me hubiera regresado a lo que paso hace dos años, casi tres de lo que paso esa noche. Youngsoo. 

—Deja de decir tonterías, Soorim.—dije luego de unos largos minutos.

—No, Hoseok, no estoy diciendo tonterías. Ayer por la noche Dongmin me llamo—tomo una respiración para seguir hablando—, Dijo que Youngsoo regreso de Japón, que quiere hablar contigo sobre lo de—dejo de hablar, sabia a que se refería—. Bueno, solo quería advertirte. 

—Pues supongo que gracias—dije esa palabra que creí que no la utilizaría con ella. 

—Hoseok yo-

—Tengo trabajo que hacer, gracias Soorim. Adiós.

No deje que dijera algo y corte la llamada. 

¿Debería de decirle de esto a... 

—Hoseok—sacándome de mis pensamientos, Yoongi apareció frente a mi, sonriendo.

—Yoongi—susurre.

—Cariño ¿estas ocupado?—camino hasta estar frente a mi escritorio y me miro esperando una respuesta.

—Bueno—mire mi escritorio con un desorden de papeles y la computadora con documentos por revisar, obviamente tenia trabajo hasta para diez años—No, no estoy ocupado.—eso salió de mis labios sin mi permiso. 

—Perfecto. ¿Vamos a desayunar?—pregunto.

Hoseok, tienes mucho trabajo por hacer.

Ignore esa voz en mi cabeza y dije un "sí". Tome mis cosas y camine hasta Yoongi, quien me tendió la mano y yo se la tome gustosamente. Caminamos de esa forma hasta que él me abrió la puerta de su auto y el tuvo que rodearlo para subirse y poder manejar.

—¿Alguna sugerencia?—pregunto poniéndose el cinturón de seguridad.

—Ninguna, al lugar que quieras ir esta bien.—dije nervioso por verlo descaradamente.

—¿Cualquier lugar?—volteo a mirarme pensativo—¿Mi casa?

—Excepto tú casa, claro.

Soltó un risa antes de hablar:—Mi casa queda descartada. Te llevare a un lugar, esta un poco lejos, pero realmente vale la pena, ¿te parece?

—Me parece.

—Entonces, vámonos.

Puso en marcha el auto y manejo hasta no sé donde. 



[...]



—¿Te sigue gustando bailar?—pregunto bebiendo de su copa de vino.

—Sí, me sigue gustando y aunque no he tenido el tiempo de practicar, lo amo.—dije con mucha felicidad.

Bailar era uno de mis pasatiempos que más amaba cuando iba a la universidad. No es que ahora no lo sea, pero ya no tengo tiempo para hacerlo, todo mi tiempo lo consume el trabajo que, cuando llego a casa solo quiero descansar y dormir por dos días. Tal vez debería de retomar el baile, se me estaba olvidando hacer las cosas que me hacen feliz y que es una de las cosas que más amo hacer.

Addict » JungHopeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora