Capítulo 1

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Una nueva mañana llegaba al reino lunar los tenues rayos de claridad iluminan a toda la capital, los bellos destellos dorados y platinados que se producían debido al reflejo de luz daban un toque más mágico al reino.



Ese dia el reino celebraba la renovación de la luna, como también la renovación de los votos matrimoniales de sus amados reyes lunares.  Los descendientes de la luna todos paseian un hermoso cabello platinado y ojos azules de una belleza única, pero más era para el rey y su reina que pese al siglo que llevaban juntos no habían dado un heredero era algo que a todos los habitantes le preocupaba.




Pero no era así para el rey lunar que caminaba con un rostro afligido por el castillo, perdido en su pensamientos con el pasar de los años se sentía cada vez más cansado de tener que amar aquella chica era lo más difícil, pero sobre todo agotador.




Sus largos mechones plantinados se movían por la corriente de aire, sus azules ojos contemplan como todo el reino se llena de regocijo como cada cien años venía la renovación lunar. Para la familia Real era algo sumamente importante, pero para el Rey no le importaba en lo más mínimo su vida era una condena, sus ojos miran cierto punto en el cielo más especifico en dirección donde estaba el Reino del Sol, aquel hermoso color dorado le recordaba cierto ojos.





Con pensar el Rey se reprime nuevamente a si mismo, siguiendo su camino hacia el lado sur del palacio debía asegurarse de que todo estaba preparado para esa tarde. La vida del rey no era sencilla tenía al consejo insistiendo que tenia que dar un heredero lo más pronto posible, pero la realidad era que no podía ni siquiera tocar aquella persona con la cual estaba atado por algo llamado "Lazo lunar" también lo que callaba el Rey era que su cuerpo y alma ya habían sido tomados hacia tanto tiempo. Y cuidaba con tanto fervor de no borrar aquel toque que fue señado en cada rincón de su ser.




La parte sur del palacio es un hermoso como deslumbrante jardín de peonías blancas y poseedor de las más raras flores que parecían como los rayos del sol, estas eran cuidadas directamente por el rey. Un joven de cabello corto platinado, se encontraba armando como dando los últimos retoques al gran arco de flores que se ocuparía en la ceremonia.




— Como siempre es hermoso- el joven brinca al escuchar ese tono tan sueve de la voz del Rey_






El joven se voltea con una sonrisa deslumbrante.






— Mi Rey -se inclina el joven en señal de respeto_







El rey suspira tocando el hombro de su único amigo como confidente que sabía todas sus penas.







— Te he dicho que no uses ese tono Zhuo sigo siendo yo - con una sonrisa en sus labios mira aquel arco admirando su belleza_






Zhuo Cheng era el encargado de las decoraciones de los eventos más importantes del reino, tenía una relación estrecha con la familia real desde hacía un poco más de un siglo, sus azules ojos tenían tristeza en ellos al mirar a su rey. Con esa expresión sabia que aún seguía anhelando estar a  lado de "esa" persona pero lo que más le dolía y que era un secreto para todos salvo para el. Lo sucedía en esos momentos podía mirar como aquel pelo de un hermoso platinado se degradada hasta llegar a ser un negro tan profundo como el cielo de noche.





Los ojos de rey dejaron de ser un azul tan profundo, pasaron hacer unos oscuros como el chocolate aquel símbolo que el Rey Lunar debe poseer no los poseía desde que su corazón se oscureció y conocía él sentimiento de soledad. Perdió todo brillo y sueños sumergiendo su corazón en la enterna oscuridad, Zhuo Cheng siempre iba estar a lado de su amado rey como amigo solo pedía a la madre Luna que no fuera tan cruel con sus hijos.







Entre El Sol y La LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora