Pesadillas y heridas inusuales.

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Capítulo 5.

Mi maldita cabeza iba a explotar. Traté de sentarme en la cama pero no pude, mi cabeza dolió como el infierno. Abrí mis ojos y respiré profuntamente. Había dormido bastante, porque ya era de noche...Esperen....¿Qué día es? ¿por qué estoy en mi cama? ¿Qué mierdas? ¿ Por qué no recuerdo nada?

Me senté en la cama y miré pensativa hacia un zapato.

¿Qué pasó ayer? No recuerdo una mierda. Me recosté y cerré mis ojos para apaciguar el dolor de cabeza. Tenía ganas de suicidarme ahora mismo. Ugh. ¿Será resaca?..no, lo recordaría. Y entonces unos ojos aparecieron en mi mente. El derecho azul y el izquierdo miel.

¿Qué mierda?

No entendía nada.

Cuando mi dolor bajó un poco, me levanté de la cama y sentí un revoloteo en mi estómago. Corrí al baño para luego sacar todo de mi cuerpo, vomité todo lo que había consumido y no me acordaba. Me dolía el pecho y tuve que respirar profundo para quitar el dolor. Me limpié las lágrimas que habían salido por el esfuerzo, para luego despojarme de mi ropa y meterme en la ducha, pero entonces vi algo...inusual.

¡¿QUÉ MIERDA?!

Tenía una herida en mi abdomen, era grande y dolía bastante. Estaba entrando en pánico, mi cabeza daba vueltas, mis piernas empezaban a temblar, ¿qué mierda es? ¿por qué lo tengo? No entendía nada.

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Una hora después me encontraba bajando las escaleras ya vestida con mi pijama favorita y limpia. Había vendado la herida desconocida en mi abdomen y la había limpiado. Eran las once con veinte minutos y no había nadie. Como siempre. Caminé hasta el sofá, me acosté y prendí el televisor, estaban dando una película de comedia romántica, así que la dejé. No tenía ganas de ver otra cosa. Cuándo me siento así, lo mejor que puedo hacer es ver una comedia, es la solución a mi mal humor y resulta que estaba con el humor por los suelos. Media hora después me estaba muriéndo de aburrimiento, así que llamé a Alex.

*Llamada*

-Hola, Mija

-Hey, Alex, quería preguntarte algo.- Escuché como supiraba con nerviosismo. ¿que mierda?

-Dispara, mujer

-¿Recuerdas algo de ayer? Porque yo no recuerdo un comino, la verdad, esto me acuerda a esa peli que no nos gusta, la de la...-me interrumpió.

-No, Alaska, no recuerdo nada, lo siento. Debo colgar, nos vemos mañana en el colegio. Bye, te amu.- dijo para luego colgar.

*Fin de llamada*

Bien, eso había sido extremadamente raro. ¿Qué le pasaba? Bah, que se vaya a la mierda. Me acosté en el sofá y seguí viendo la película. A los treinta minutos me encontraba dormida. ¿Qué? No hace daño dormir.

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Me encontraba en una habitación completamente oscura, solo la luz de un bombillo encima de mi cabeza,de resto todo era negro.

-¡NO DIGAS NADA! -un grito resonó por todo el lugar, como en eco,asustandome instantáneamente sabía que algo andaba mal, tenía un mal presentimiento, ¿dónde estaba? ¿qué estaba pasando?

Miré a todos los lados a ver si había un indicio que me explicara que estaba pasando, pero no había nada, solo vi oscuridad.

-¡NO DIGAS NADA! ¡SI DICES ALGO, TE MATO! - seguían los gritos, eran Muchas voces al mismo tiempo, me paré de la silla y traté de dar un paso, pero mis piernas no se movieron, como si estuvieran pegadas al suelo, por lo que me quedé ahí parada, asustada como nunca en mi vida, estaba temblando, me sentía insegura, esos gritos no hacían nada que acelerar el ritmo de mi corazón.

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