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30 de agosto

Todo es tan oscuro... y tan frío...

No puedo ver nada.

¿Cómo llegué hasta aquí, hace un momento estaba con Melanie en mi habitación?

Caminé sin rumbo, esperando llegar a algún lugar conocido. Estaba descalza y en pijama, el suelo parecía estar congelado y frío era tanto que podía ver mi respiración salir en pequeños nubes blancas.

Finalmente vi un sitió a la distancia que tenía un poco más de iluminación, caminé como pude, cada vez hacía un poco menos de frío, esa tenue luz me daba una dirección y me brindaba calor. Al acercarme se hacía más brillante, no sabía porque pero necesitaba entrar allí.

Hasta que una presencia a mis espaldas me hizo detenerme, sentí escalofríos. Me di media vuelta, ella venía del mismo lugar que yo.

La oscuridad.

No podía ver su cara, todo era tan oscuro de ese lado, no importa la poco distancia que nos separaba.

Decidí hablarle —¿Hola? ¿Quién eres? ¿Sabes dónde estoy?

—Tienes que despertar —se acercó a mí lentamente—. Tenemos que despertar.

Esa voz... vi su rostro y di un paso hacia atrás, pero... ¿cómo era esto posible?

—¿Tenemos? ¿De qué hablas?

—Abre tus ojos. Mira a tu alrededor. Ve más allá de lo que te rodea.

—No sé que quieres decir... —suspiré— no importa, esto es un sueño.

—Esto es más que un sueño. ¿Acaso no lo notas? Como controlas a la perfección todo lo que dices, como piensas con claridad.

La miré detenidamente. Las palabras simplemente no me salían.

—Solo haz lo que te dije —se alejó hacía la oscuridad de la que provino—. Además, te recomiendo no entrar allí —sabía que se refería a la luz—, te aseguro que no estás lista para lo que hay más allá.

—¡Espera!

Se detuvo sin voltear.

—¿En serio eres... —no me dejó terminar mi pregunta.

—Sí.

En el momento que desapareció yo desperté.

Sostuve el puente de mi nariz y apreté los ojos, el dolor de cabeza que sentí en ese momento era bastante fuerte. Me senté para revisar mi celular, solo había pasado una hora, y mi alarma estaba a punto de sonar. Se supone que hoy tengo que ir a buscar mis medicamentos y muy probablemente tendría una cita con el doctor Wilson. Las citas eran una vez al mes y no iba a perderlas.

Ese sueño se sintió mucha más real que los demás, ni siquiera sabía que era uno al principio... esto no va a ser bueno. ¿Y por qué esa imbécil no quiere que cruce al otro lado?

Finalmente el dolor de cabeza me ganó, fui hasta el botiquín para tomar algo contra la migraña, ya no aguantaba esas pulsaciones en mi cabeza y la luz que entraba por la ventana lo empeoraba.

Me di una larga y relajante ducha, esperando a que el antibiótico hiciera efecto. Después de un rato salí y me vestí como de costumbre; chamarra de cuero y una camiseta blanca jeans comunes y botas de cuero. Tomé algunas cosas y bajé a la sala, no sin antes dar un vistazo a la habitación de la desconocida. Aunque como era de esperar no estaba por ningún lado.

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⏰ Última actualización: Dec 13, 2020 ⏰

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