Henry odiaba estar sentado y sin diversión.
A su temprana edad, había saltado un año, el cual nunca se había atrevido a decir, siempre estudiando, sin descanso alguno.
El siempre fue de complexión delgada, de estatura alta, con ojos verdes y cabello negro. A diferencia de Lorelyn, que es todo lo opuesto a Henry.
Cabello despeinado rojo, la jungla en su máxima expresión, ojos cafes y de complexión curvilínea, hablaba hasta los codos y maldecía repetidamente.
Era mas que obvio que no tenían nada en común.
Lorelyn encontró a Henry en una esquina, pensó en su mejor amigo y cual afortunada era. No siempre encuentras un amigo en el cual apoyarte, no es muy común en estos días.
Lorelyn sonrió y se sentó a un costado de Henry. Estaba un poco alcoholizada como para tropezar y hacer una caída épica.
Para su suerte, Henry, alcanzó a agarrarla de la cintura. Lorelyn apenas se pudo sentar.
"¿Por que que tan deprimido?" Lorelyn le dio un sorbo a su bebida, o lo que quedaba.
"No soy de fiestas Lyn, tu lo sabes" contesto Henry encogiendo los hombros.
"Entonces. ¡Baila conmigo!" grito Lorelyn alzando sus brazos y sonriendo alegremente.
"No Lyn, creo que al primer movimiento te caerás, mejor quédate conmigo aquí" suplico el.
"Tu sabes que yo no me puedo quedar quieta, ni por un minuto" protesto ella.
"Vamos entonces, pero para asegurarnos de que no hagas una marometa, pisa mis pies"
Lorelyn asintió. VCR de The xx empezó a sonar en los altavoces. Henry agarro la mano de Lorelyn, mientras ella ponía su brazo izquierdo en el hombro de Henry.
Y ambos empezaron a bailar lentamente, como si fuera el ultimo momento de todo, un ultimo baile. Lorelyn recostó su cabeza en el torso de Henry.
Un estruendo en la puerta principal se oyó. Todo paro, fue como si el mundo se detuviera para Lorelyn y Henry.
Y ese momento, fue el inicio de todo.