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ɪꜱᴀɪᴀʜ ᴊᴇꜱᴜꜱ ᴀꜱ ᴊᴏʀᴅᴀɴ ʙᴏʟɢᴇʀ
Yvette suspiró, poniendo los ojos en blanco ante el acto de chico duro de su novio. "Creo que me voy a ir a casa", le dijo en voz baja. Su vaso estaba vacío y la conversación a su alrededor fue todo menos interesante.
"Te acompañaré a casa", ofreció Isaiah mientras comenzaba a pararse junto a ella. Una mano gentil lo empujó hacia atrás en su asiento, ganándose un gemido de protesta.
"No hay necesidad. Estaré bien y odiaría sacarte de tu diversión ", dijo con una sonrisa y agarró su abrigo. Isaiah hizo un puchero por un momento, siempre disfrutaba acompañarla a casa pero esta vez se quedo sentado. "Hasta luego, amor", Yvette lo besó en la mejilla mientras bebía un sorbo de whisky.
"Nos vemos", murmuró y miró con una sonrisa triste mientras ella se deslizaba por la puerta. Yvette se envolvió bien con el abrigo y se alegró de haber podido escapar. Le encantaba pasar tiempo con su novio, no podía negarlo, pero a veces se volvía demasiado. Desde que empezaron a salir, se dio cuenta de que él actuaba como uno mas de los otros Blinders. Capullos, que actuaron como si fueran mejores y más duros que todos los demás. Yvette sabía que Isaiah solo actuaba de esa manera porque pasaba la mayor parte de su tiempo con los Peaky Blinders, pero ella lo odiaba.
Cuando empezaron a salir, ella se desmayó por su acto de chico duro. Parte de eso era el hecho de que sabía que él podría protegerla, la otra parte era la emoción de estar con un hombre así. Pero pasó el tiempo e Yvette quería más que un gángster. Quería un amante, un mejor amigo y un hombro en el que apoyarse. Con el comportamiento actual de Isaiah, no parecía que tuviera ninguno de esos.
Sin embargo, Yvette no quería decir nada, sin saber cómo reaccionaría. Tenía miedo de que se lo tomara a mal y no quisiera estar con alguien a quien no le gustaba esa parte de él. No era que ella no amara esa parte de él, no era así en absoluto. Yvette simplemente quería ver más de él. Quería que se sintiera cómodo siendo él mismo y mostrando sus emociones a su alrededor. Eso es todo lo que ella quería.
Yvette estaba a mitad de camino a casa cuando escuchó pasos apresurados detrás de ella. Encogiéndose de hombros, no lo pensó dos veces, creyendo que se trataba de niños jugando a la mancha. Quedó claro que quienquiera que estuviera detrás de ella no era un niño cuando vislumbró su sombra. No tuvo tiempo de reaccionar cuando una mano le rodeó la cintura y la boca, arrastrándola a un callejón vacío mientras luchaba contra su agarre.
"vaya!, Si no es mas ni menos que una chica Peaky", le susurró una voz al oído, el aliento caliente hizo que se le erizara el pelo de la nuca. Yvette cerró los ojos mientras el hombre seguía hablando, una mano recorriendo su ropa mientras la empujaban contra una pared.
El miedo le dijo que se quedara quieta, era poco lo que podía hacer. Era muy evidente que el hombre era más fuerte que ella, pero la adrenalina que recorría su cuerpo le decía que luchara por salir. Pero entonces, como un puto regalo de Dios, el hombre se quedó paralizado. Mirando por encima del hombro, Yvette no pudo evitar sonreír cuando vio a Polly apuntando con un arma a la cabeza del hombre.
