Preocupaciones ¦ LukexReggie

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A Reggie le extraña mucho ver a Luke en el sofá, solo, recostado con la guitarra sobre su abdomen y su vista pérdida en el techo. Sus habilidosos dedos no se dejan de mover pero no está tocando nada.

—¿Y Julie?

Es en ese momento en que se da cuenta que su amiga viviente no está ahí, cosa rara pues ellos dos prácticamente no se separaban para nada. A excepción de cuando ella iba a la escuela, claro.

—Tenía una cita con Nick— responde, pronunciando el nombre del chico rubio con molestia. No, más bien con enojo—. Y se fue, por supuesto.

—Luke...

—Y Alex se fue con Willy.

Al decir esto, Luke observa cómo su amigo cambia su semblante a uno más serio.

—Eso lo sé— ahora es Reggie quién escupe las palabras con ira.

Están en una situación similar. Ambos parecen estar enamorados sin ser correspondidos pero se niegan a aceptarlo.

—Estar aquí encerrados un viernes por la noche no es muy rockstar de nuestra parte.

—Tener el corazón roto tampoco.

Ambos suspiran. Ni siquiera tenían fuerzas para afirmarlo o negarlo. Reggie se recuesta en el suelo boca arriba , segundos después Luke hace lo mismo, de forma que quedan juntos mirando el techo del lugar.

—Esto apesta— gruñe Luke—. Hay algo en ese chico que es muy raro y Julie no me cree.

—Quizás sean todos productos para el cabello que se pone— Reggie ríe mirando de reojo la sonrisa de su amigo—. Ya sabes, ser rubio teñido no debe ser fácil.

—Hay que preguntárselo a Alex.

Sus risas aumentan hasta convertirse en carcajadas.

Podrian estar desanimados, dolidos, incluso tristes y sólo bastaba un momento juntos para que aquello fuera opacado por risas y chistes tontos. Se tenían. Se tenían el uno al otro, incluyendo a Alex a su ecuación de amistad.

No importa lo que pasara, siempre sería así.

Hay un para nada incómodo silencio luego de aquel chiste, en el que cada uno se sumerge en sus pensamientos. Luke cada cierto tiempo suspira, mientras Reggie no deja de mover su cabeza pensando en aquella pegadiza canción que le escuchó tararear al padre de Julie.

—¿Soy egoísta, Reggie?

La pregunta queda flotando en el aire, demasiado imprevista y de un carácter emocional demasiado denso.

La inquietud de Luke es casi palpable. De verdad se veía preocupado por la respuesta.

—Todo mundo lo es.

Eso era cierto. Pero Luke quería un sí o un no.

—¿Es egoísta querer a Julie sólo para mí?

—Mucho.

Luke pasa varias veces las manos por su rostro y se gira hacia el pelinegro. Reggie hace lo mismo y ahora ambos están cara a cara.

—No puedo evitarlo— murmura Luke—. Sé que ella está viva, y yo no, y que en algún punto ella crecerá y dejará de tener interés en la música que hacemos. Cuando eso pase, creo que mi asunto pendiente aquí va a terminar. Por eso quiero que esté siempre conmigo, disfrutarla... quererla mientras pueda.

—¿Y por qué no se lo dices?

—Porque va a huir de mí.

—Julie no es así— hace una pausa—, además, se nota que ella te quiere a ti también.

Espera la reacción de Luke, pero no hay nada. Ninguna emoción en su rostro, más bien, está ese vacío característico que parecía mantenerlo ausente la mayoría del tiempo.

—Ni siquiera tenemos oportunidad de luchar por su amor. Si me quiere, ella sufrirá mucho.

—Tú sufres.

—Pero estoy muerto.

Él tenía un punto.

—Además, Julie merece que la amen y quieran como se debe. Eso incluye tener un novio vivo que pueda llevarla a cenar y también que pueda presentarle a su padre. Que juegue con su hermano, que pueda besarla en público y que pueda pasear de la mano en lugares públicos.

Reggie dibuja una sonrisa pícara que distrae a Luke de su discurso. No entiende de que se está riendo en ese momento donde abrió su corazón por completo.

—¿Has besado a Julie?

—N-no.

Luke empuja a Reggie ni pudiendo contra su mirada acusadora y se incorpora para quedar sentado.

Momentos después Reggie posa la mano en su hombro para darle apoyo.

—No pienses en el futuro. Disfruta el ahora.

—Sonaste mucho como el papá de Julie— se burla Luke.

Reggie rueda los ojos.

El chico de cabello castaño se pone de pie y busca entre las cosas del lugar una lata de pintura y otra de espuma para afeitar.

—Iré a arruinar una cita. ¿Vienes?

—Sólo si arruinamos dos citas en vez de una.

—Trato.

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MOMENTOS ¦ JULIE AND THE PHANTOMSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora