Querido Sam:
Hace muchos días he estado indecisa en si llamarte o no.
Mi teléfono esta tan cerca que tan solo con estirar mi mano podría oír de nuevo tu voz.
Pero ¿Para qué?.
Sólo sabría que estas en algún lugar.
Donde no estoy yo.
Tal vez con alguien.
Que no soy yo.
Eso evita que te llame cada vez que lo pienso.
Sabes, pudiste ahorrarte todas estas aburridas cartas si tan solo hubieras dicho adiós en lugar de desaparecer, no tendrías las cartas de una patética chica enamorada de un imbécil y te ahorrarias la molestia de leerlas, aunque conociéndote no creo que las leas.
Eres un egoísta.
Era solo una palabra, Sam.
Cinco letras.
ADIÓS.
Esa pequeña palabra habría ahorrado todas las noches en las que pensaba en ti, te sorprendería saber que fueron demasiadas, desperdicié muchas noches por ti, Sam.
Tal vez si seguiría pensandote.
Pero no hubiera desperdiciado mis noches pensando en posibles mensajes de voz con los que podría recuperarte, solo me hacia ilusiones de algo que nunca iba a pasar.
Eso te convierte en un completo idiota, Sam.
Te quiere y te odia,
Anna.
