Capitulo 2: "La curiosidad mató al gato."

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Lunes temprano por la mañana, café en el escritorio, papeles ordenados, traje ajustado y carácter firme eran solo algunas cosas que describían a Jaebeom, dueño del lugar.
Luego de que su hermana se quitara la vida por la esquizofrenia, abrió este centro para las personas que realmente lo necesitarán. Aunque se volvió popular y allí terminaron los psicópatas más peligrosos de todo el país.

Voces en tu cabeza que te dicen que hacer, que pensar, hasta pueden hacerte alucinar. Basar tu vida en un tormento.

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Todos se reunieron en la sala principal para discutir sobre los temas del nuevo paciente, aunque alguien faltaba allí. Yugyeom había escapado con la tonta excusa de ir al baño. Recorrió los pasillos en busca de ese nombre dificil de recordar y escribir; aunque para su suerte, dio con la habitación correcta.

Pudo observar a través de la ventanilla que el joven se encontraba descansando; no dudó más, sacó las llaves y la puerta se abrió.

Silencio, oscuridad, vacio. Se sentía perdido.

Como si el mismo hubiera entrado al fondo de la tierra. Como si ya no hubiera vuelta atrás, sin salida.
La entrada gratuita al infierno.
Ahí lo supo.

Observaba al joven atado a la cama, durmiendo tranquilamente, seguía sin creer que una persona así fuera capaz de esa maldad. Estaba algo confundido, decidió acercarse y mirar más de cerca.
Notó que las descripciones fisicas no coincidian, el chico era rubio, mientras que debía ser castaño... Quizas fue un error de escritura.
En un abrir y cerrar de ojos, se había acercado tanto que ya sus respiraciones chocaban.

Bambam despertó, no estaba sorprendido, es más, se inclinó como pudo hacía adelante y le robó un beso a su acompañante.

Yugyeom, exaltado, se alejó unos centímetros.

---Estuviste tardando demasiado, y no me gusta esperar...--- habló el más bajo, de manera juguetona.--- Es un niño muy malo, señor Kim.---

---Estas contradiciendote, aquí el malo eres tú.---Lo observó despectivamente.----

---¿Yo? Por favor, no me hagas reir--- Soltó una carcajada--- No soy el que se escapó para ver a un demente.---Rió---

Tenía razón, el estaba ahí, lo había buscado.

---Bien, bien....--- Habló el más bajo mientras jugaba con sus dedos. ---Ven, Acercate un poco, asi podré verte mejor.---

---¿Estas ciego? ¿Necesitas lentes?--- Atacó Yugyeom.----Puedes verme perfectamente desde aquí.

---Solo quiero ver tu lunar más de cerca, es bonito.---

---No pienso moverme, estoy bien aquí.--- Frunció el ceño.

---Entonces hagamos un trato--- Sonrió cínicamente---Si te acercas, te diré donde esta el otro.---

---¿Otro? Oh...Ya veo, no pudiste hacer todo solo, por eso tienes un complice, que adorable de tu parte, sabía que no eras capaz de eso.--Contestó burlonamente Yugyeom.

---Cariño, creo que no estas entendiendo...acepta el trato y sabrás.---Lo miro fijamente Mientras esperaba respuesta--- No me gusta repetir las cosas dos veces--- la voz de Bambam se tornó grave y profunda.

---Bien.--- En cada paso que hacia, la adrenalina iba en aumento. No le temia, tenía curiosidad, simplemente curiosidad.

---Ahora dime.--- Contestó el alto, sin paciencia.

---¿Puedes aflojar esta correa? Mi muñeca esta comenzando a doler...--- Dijo haciendo un puchero.

---Púdrete.--- Y se marchó. No dejaría que jugara con él.

Salió cerrando la puerta detrás de él, si había algo que odiaba era que dieran vueltas para todo. Era directo y no le gustaba perder el tiempo.

Apenas cerró la puerta con llave, escuchó el llanto de una mujer, una que Yugyeom conocía muy bien.

---¿Mamá?---Titubeó.

---¡Hijo ayudame¡ ¡sácame de aquí.¡--- Gritaba la mujer mientras golpeaba la puerta de metal desesperadamente.

Algo no iba bien. Su madre había muerto hace años, cuando era un niño. Gritos y llantos se percibían, tambien un pequeño humo que luego fue aumentando más y más.

Dio unos cuantos pasos hacia atras, ahora estaba asustado, ¿qué clase de mierda estaba viviendo? Corrió hacia la alarma de incendió y la apretó. De deslizó contra la pared, haciendose bolita mientras se aferraba a sus rodillas. Gotas comenzaron a caer, mojando todo a su alrededor.

---¡¿Qué demonios paso aquí?!---Gritó Jaebeom mientras observaba a Yugyeom, tirado en el piso.

---¿¡¿PUEDES EXPLICARME QUE HICISTE?!?---Mierda, estaba enojado, o peor. Jae estaba todo empapado, hasta los papeles que traía encima.

---¿¿¡No ves que una habitación se esta incendiando!??---El alto señaló hacía el lugar, y una gran sorpresa se llevó, estaba intacta.---

Jae iba a matarlo, pensaría que estaba loco, cualquiera lo diría.

---¿¿¡P-pero que??---

---Yugyeom...---Dijo calmado---¿Quieres tomarte unos días de descanso? Debes estar muy cansado. Hasta ya empiezas a ver cosas.

Era el colmo, estaba perfectamente lúcido.

---Estoy bien, me voy a casa.---

Y así abandonó el hospital.

Demencia │Yugbam Donde viven las historias. Descúbrelo ahora