Capítulo 15

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Todo es un loquerío, Paulo corre de arriba abajo. La tía Paola hierve en fiebre, toce incesantemente al punto de quedarse sin respiración, grita de dolor. En su rostro pesa la vieja muerte. Está a punto de cerrar los ojos y no volverlos abrir. El abuelo Pedro ha sido aislado. Los padres de Paulo hablan con los médicos de cabecera. La casa de Paulo está marcada por una lápida de Q.E.P.D.

Paulo se sentía impotente, no era posible que pueda salvar al mundo y no a los que más ama. Él sabe que no se puede acercar, no puede romper el orden. Se acerca a la habitación de la tía Paola por la ventana y la encuentra tirada en el piso sin signos vitales. Saltó y empezó a gritar todo lloroso ¡No tía! ¡No tía! ¡No me dejes! La abrazó como un hijo abraza una madre. ¡Te amo tía Paola! ¡No me dejes por favor, eres lo único que tengo! repetía Paulo mientras depositaba toda su corazón y su fe en un milagro.

Mientras la tía Paola volvía a la vida toda la lápida que adornaba la fachada de su casa se fue desmoronando, cayendo como piezas de rompecabezas.

Paulo ¿Qué pasó? Preguntaba la tía Paola toda desorientada.

Paulo con los ojos rojos de tanto llorar respondió: ¡Regresaste! ¡Regresaste!

La tía Paola abrazó fuertemente a Paulo y le susurró: Lo hiciste, lo hallaste.

Lucifer ardía de odio al ver como su maldición se quebraba en la casa de Paulo y en ella aparecía una aureola protectora que impedía que el virus ingresara de nuevo. Empezó a tirar todo a su alrededor a maldecirse a sí mismo y alimentarse de más almas.

Abrahel empezó a tiritar de miedo porque Lucifer estaba incontrolable, entre miedos le mencionó algo importante: "No te das cuentas que tu búsqueda terminó. Es él."

Lucifer reaccionó y expresó: "Es cierto, entonces la tía Paola es la madre tierra y él tiene la estaca."

Abrahel lo miró y le dijo: "Es momento de envenenar personalmente."

Paulo - Un sueño Hecho RealidadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora