Tal como lo veía Tántalo, los pájaros del Estínfalo estaban en el bosque ocupados en sus propios asuntos y no los habría atacado si Annabeth, Silena y naruto no lo hubieran molestado con su manera de conducir los carros.Aquello era tan rematadamente injusto que naruto estuvo apunto de decir algunas palabras hirientes, cosa que no ayudó a mejorar las cosas. Los condenó a los
tres a patrullar por la cocina, o sea, a fregar platos y cacharros toda la tarde en el
sótano con las arpías de la limpiezaLas arpías lavaban con lava, no con agua,
para obtener aquel brillo súper limpio y acabar con el 99,9 por ciento de los gérmenes. Así que Annabeth, Silena y naruto tuvieron que ponerse delantal y guantes de asbesto.Tuvieron que soportar durante horas aquel trabajo peligroso y sofocante, especialmente porque había toneladas de platos extra. Tántalo había encargado a la hora del almuerzo un banquete especial para celebrar la victoria de Clarisse: una comida muy completa que incluía pájaros del Estínfalo fritos a la paisana.
Lo único bueno del castigo fue que les proporcionó a Annabeth y a Percy un enemigo común y tiempo de sobra para hablar. Después de escuchar otra vez el
relato del sueño de Percy sobre Grover, parecía que ya comenzaba a creerle—Si realmente lo ha encontrado— murmuró—, y si pudiéramos recuperarlo…
—Espera un momento —dijo naruto—. Actúas como si eso que Grover ha encontrado, sea lo que sea, fuera la única manera de salvar el campamento ¿Qué es exactamente?
—Te voy a dar una pista. ¿Qué es lo que consigues cuando despellejas a un carnero?
—¿Montar un estropicio?—adivino Percy. Ella suspiró.
—Un vellón. La piel del carnero se llama vellón o vellocino, y si resulta que ese carnero tiene lana de oro…
—El Vellocino de Oro. ¿Hablas en serio? —dijo naruto sorprendido. Annabeth dejó en la lava un plato lleno de huesos de pájaro.
—¿te acuerdas de las Hermanas Grises, Percy? Dijeron que conocían la posición de lo que andabas buscando, y mencionaron a Jasón. También a él le explicaron hace tres mil años cómo encontrar el Vellocino de Oro. Conoces la historia de Jasón y los Argonautas, supongo.
—¡Sí!—dijo Percy—. Esa vieja película con los esqueletos de arcilla.
Annabeth puso los ojos en blanco.
—¡Oh, dioses, Percy! Eres imposible.
—¿Cómo era, pues?
—Escúchame bien—dijo naruto serio—. La verdadera historia del Vellocino de Oro trata de dos hijos de Zeus, Cadmo y Europa
—tus hermanos—corrigió Percy
—Sí. Iban a convertirse en víctimas de un sacrificio humano y suplicaron a mi padre que los salvara. Mi padre envió un carnero alado con lana de oro, que los recogió en Grecia y los trasladó hasta Cólquide, en el Asia Menor. Aunque, en realidad sólo trasladó a Cadmo, porque Europa se cayó
en el trayecto y se mató.—La cuestión es, Percy—continuó Annabeth—, que cuando Cadmo llegó a Cólquide, ofrendó a los dioses el carnero de oro y colgó el vellocino en un árbol en mitad de aquel reino. El vellocino llevó la prosperidad a aquellas tierras; los animales dejaron de enfermar, las plantas crecían con más fuerza y los campesinos obtenían
cosechas abundantes. Las plagas desaparecieron, y por eso Jasón quería el
vellocino, porque logra revitalizar la tierra donde se halla. Cura la enfermedad, fortalece la naturaleza, limpia la polución atmosférica…
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el hijo del Rey de los dioses: el mar de los monstruos
Fiksi Penggemarcontinuación de: el hijo del Rey de los dioses: el ladrón del rayo