La mañana del lunes que regresó al trabajo llegó sin decir ni una palabra. Yongsun le habló como siempre pero no obtuvo ni un hola. La mujer insistió hablando incluso más pero el hecho de que Wheein la ignoraba era aún más evidente.
"Dime algo, Wheein, lo siento si algo te hizo sentir mal." Dijo Yongsun.
"¿Escuchas tus palabras? Tú no crees que hiciste mal, piensas que llevarme engañada a un bar de mala muerte con strippers está bien y no es así." Respondió Wheein. Era hora de que por fin pueda decir dos palabras seguidas sin la mujer interrumpiéndola.
"Lo siento, pensé que sería divertido." Yongsun perdió su sonrisa.
"Otra vez demuestras que solo piensas en ti, Yong, no me conoces, eso nunca me interesaría a mí." El tono de Wheein era mucho más suave.
"No me doy cuenta de esas cosas, yo solo..." Ya no la miraba, Yongsun estaba tan avergonzada que miraba el suelo.
"Es así como te quiero Yongsun, tan habladora como siempre, pero a veces está bien escuchar a los demás." Wheein puso una mano sobre la suya. "Por favor, no lo vuelvas a hacer."
"Juro que nunca más lo haré." Dijo la mujer con una sonrisa de arrepentimiento.
Wheein pretendía fingir que esa noche no había cambiado nada.
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Estuvo días negándoselo. Era un gran dilema para ella, no podía ser, era inaudito. Ella no era como un hombre cualquiera, no, ella no asistía a esos lugares. De todas maneras mientras más lo negaba más se arraigada en su mente los muslos de Hwasa queriendo escapar de las medias de red y se le humedecía algo más que solo la boca.
Todas las veces que iba a dormir soñaba con esas piernas rodeándole la cara. Soñaba con apretar esas nalgas y besar sus pequeños pechos. Soñaba y soñaba y despertaba con la cama hecha un río. Se lamentaba su soledad y se tocaba pensando en esos ojos oscuros viniendo de la oscuridad y tomándola de maneras inimaginables.
Tardó una semana en aceptar que se estaba volviendo loca y que la única cura que tenía era ir a ver a esa mujer otra vez.
La misma noche de viernes Wheein salió del trabajo antes y se preparó durante horas para volver al lugar. Llegó más temprano y se sentó en primera fila. Logró ver la presentación de una rubia. Wheein la miraba pero no, no era lo que buscaba, no era lo que quería. La que estaba en el escenario no tenía esa mirada felina, no tenía los muslos más apetecibles del mundo.
Se quedó quieta toda la presentación mientras bebía una botella de cerveza. No quería embriagarse, quería tener todos los sentidos para verla otra vez.
Pasaron dos mujeres más, ninguna le interesó, no tenía comparación. El corazón le latió con fuerza cuando las luces se apagaron completamente y una voz ronca anunciaba que ella vendría, que Hwasa estaba a minutos de salir.
Apenas se abrieron las cortinas su mirada de juntó con la de la morena y la respiración se le aceleró. Hwasa vestía un corset rojo que hacía juego con sus labios y sus inmensos tacones. Cuando vio sus muslos Wheein tuvo que morder sus labios para contenerse. Otra vez. Otra vez su carne quería escapar de la apretada media de red.
Hwasa sonrió al darse cuenta y mientras cantaba se acercaba más a su mesa. La rubia apreciaba de cerca ese cuerpo, esa mirada, esa sonrisa y podía sentir su propio cuerpo debilitándose, suplicando por el toque de esa mujer.
Esta vez Hwasa no se quitó ningún botón, solo sonreía sin dejar de verla. En algún momento se agachó y lentamente comenzó a quitarse un portaligas de la pierna derecha. El cuerpo de Wheein comenzó a temblar. Hwasa besó la tela y se la lanzó. Sonrió con ganas cuando la rubia tomó el portaligas en sus manos y comenzó a olerlo sin dejar de verla. Wheein gimió cuando sintió su olor por primera vez. Ya estaba húmeda con sólo oír su voz, ahora sabiendo como huele, su entrepierna era agua.
Hwasa se mordió el labio al ver la mirada completamente oscura de la rubia. Dejó el micrófono a un lado y comenzó a bailar en el caño. Otra vez esos movimientos sensuales, otra vez colgándose mientras miraba a Wheein, solo a Wheein. La stripper caminaba sobre los billetes que habían inundado el piso. Wheein sintió morir cuando se puso en cuatro patas y fue juntando uno por uno mientras se lo metía en el escote.
Wheein tenía la garganta seca y sacó todos los billetes de su billetera para pararse frente al escenario. Lentamente la bailarina comenzó a caminar en cuatro patas acercándose a ella sin dejar de mirarla. Hwasa estaba de rodillas ahora, ofreciéndole su escote mientras sonreía victoriosa. La mano le temblaba tanto que no podía siquiera acercarse. La morena le tomó la mano y la guió directamente a su escote. Wheein puso los billetes mientras la miraba a los ojos. Pudo ver a Hwasa sonreír divertida.
Antes de soltar su mano, la morena pasó su lengua por el dorso para luego besarla y marcar su labial. Wheein gimió dejando escapar aire que no sabía que estaba conteniendo. Hwasa sonrió y se levantó para hacer su despedida final. Otra vez de espaldas al público se quitó el corset y las luces se apagaron.
La rubia se quedó parada frente al escenario sin poder moverse. Otra vez no sabía cómo había pasado lo que había pasado, solo sabía que nunca se iba a poder borrar el calor de la lengua de Hwasa marcándole la piel.
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Strip - Wheesa
FanfictionEs el cumpleaños de Wheein y Yongsun la lleva a un bar de strippers. Prácticamente es pwp, así que por favor si sos menor no lo leas.