El inicio del fin

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Todo a su alrededor se congeló al punto de sentir que cada terminación de su cuerpo no le pertenecía. La brisa juega con sus cabellos y algunas gotas de lluvia manchan su vestimenta, pero a él eso realmente no le importa o molesta, pues toda su atención está dirigida en un solo pensamiento.

¿Qué está sucediendo?

Hay un ataúd frente a él y todos los presentes se encuentran vestidos de luto a su alrededor. La mano que lo sostiene no es la de su madre, o si quiera la de su padre. Se siente fría a comparación de la de sus progenitores.

Piensa en cualquier cosa diferente a un escenario que para su mente de seis años es irreal.

Pero aun así sus ojos pican, porque a veces el auto convencimiento no es completamente efectivo cuando sabes la verdad.

Se siente perdido.

Pero sobre todo confundido y asustado.

—Las despedidas siempre son difíciles, complicadas y sobre todo dolorosas. El futuro y el presente son impredecibles, como una inesperada noche de lluvia o una brisa momentánea en la mañana. Dentro de este mundo impredecible una de las más grande de ellas fue Hinata; siempre amable, siempre atenta y correcta, tan impredecible con sus acciones y palabras que terminó envolviendo timidez con valentía. Porque eso era Hinata Hyuga, una persona impredecible que en un acto de amor cerró sus ojos para siempre.

Pequeños sollozos se dejaron escuchar en forma de afirmación a los sentimientos encontrados luego de escuchar las palabras del sacerdote.

Pero Hisaki no le toma importancia.

Aun si fueran los de su tía Hanabi; aun si fueran los de sus tías Karin o Ino.

—Te admiramos por tu fuerza de voluntad, amabilidad, empatía y calidez que nos brindaste, espéranos del otro lado...

La gente empezó a balbucear; más de uno mostrando nada más que lastima por aquel niño de seis años que se había convertido en huérfano. Un pobre infante testigo de un asesinato.

Hisaki no supo cuánto tiempo estuvo desconectado del mundo al no poder recordar los últimos 30 minutos pasados. Solo volvió en sí mismo cuando notó que el ataúd frente a él ya no estaba, que sus mejillas se encontraban mojadas, su garganta sintiéndose desgarrada y en el cielo el sol ocultándose ¡Ah, y claro! que su tío Neji se encontraba abrazado fuertemente a su cuerpo.

No lo entendía en esos momentos, pero...

Había tenido una crisis nerviosa. Según su terapeuta el estrés postraumático sería difícil de llevar.

El shock era demasiado para su cuerpo y que decir de la frágil mente y emociones del apenas niño. Las medicaciones y terapias serían necesarias desde ese día.

—T-tío Neji ¿Cuándo va a volver mamá? —al fin pudo preguntar aquella duda que tenía atorada en su garganta.

Los ojos del castaño que se encontraba arrodillado se cristalizaron al escucharlo; su prima, su hermana, oh su adorada Hinata.

—No lose —un nudo se formó en su garganta —Perdóname Hisaki, pero no lose... —Por qué era más fácil entrar en negación que ver la verdad ante tus ojos.

Hisaki se tensó

Esa no era la respuesta que esperaba escuchar, aun se aferraba a una respuesta irreal y poco probable. Todo estaba bien, era un malentendido, una broma de mal gusto.

Mamá está bien, de seguro está en casa.

Pero toda esperanza a la que pudo haberse aferrado se esfumó cuando su mirada calló en la figura lejana de un hombre que discutía con su abuelo a unos metros de él.

MadreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora