Capítulo III

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— Y qué averiguaste de Soojung — Seulgi estaba acostada debajo de las sábanas de la cama de MoonByul.
— Nada — soltó un gran suspiro — tendré que esperar más tiempo, aún tengo reclutas que preparar y una guerra encima mío.
— Deberías planear algo en vez de perderte en sexo capitana Moon — Seulgi se levantó y la miró con un brillo en los ojos.

Era una verdad a grandes voces que en el escuadrón real muchos de los soldados estaban enrollados. Byul mantenía encuentros sexuales con la mayoría. Tanto así que era apodada como “todas para mí”. Seulgi era una de sus amigas más cercanas y no le veía lo malo en matar sus deseos juntas.

— Puede retirarse soldado Kang — Byul soltó una risa y volvió a acostarse en su cama de espaldas.
— Sí mi capitán, la fuerza y pasión no la tienes solo en batalla, eso me gusta — dijo en tono de mofa.

Seulgi se vistió rápidamente y dejó un fuerte beso en la mejilla de Byul. Así como entró, salió como una sombra de entre los pasillos del castillo.

Byul se puso a pensar en su encuentro con Seulgi, estaba muy complacida, pero en el fondo se sentía vacía. Anhelaba mucho el dichoso amor del que todos hablaban, ver a Wheein y Hyejin era simplemente purificador. Ella no había encontrado a la persona que pusiera su mundo de cabeza. Tampoco había tenido tiempo de buscarla, con su entrenamiento, las expediciones y una guerra encima el conocer a alguien era una tarea difícil. Sus años mozos llenos de batallas, sexo y alcohol.

Byul encendió un improvisado cigarro, dió una fuerte calada y cayó sobre su cama agotada.

. . .

Moonbyul camina por el gran pasillo del castillo Lee.

— Mi Señor, le tengo reportes sobre la nación Nam — Byul se arrodilló.
— Oh, qué sorpresa soldado Moon, no me complace informarle que mi padre está en una reunión en la cámara real, pero puede decirme su informe — habló la princesa Dahee.

Con el paso del tiempo la princesa Lee Dahee se había convertido en una mujer hermosa y brillante. Con unos modales delicados, rostro encantador y un cuerpo esbelto y con las curvas necesarias.

— Mi princesa — Byul subió los ojos a verla — según Soojung el reino Nam está planeando algo grande, si bien es cierto no sabemos qué, creo oportuno una pequeña campaña de reconocimiento y mejor preparación que estoy dispuesta a ofrecer a los reclutas.
— Estoy segura que eres la indicada — Dahee bajó de su trono arrastrando su gran vestido — lo de la campaña de reconocimiento es un tema delicado aún, sabes que hay procedimientos antes, pero ten por seguro que se planteará delante del consejo — pasó una mano por la espalda de Byul mientras daba vueltas a su alrededor.
— Por supuesto mi señora, gracias por su atención, iré a mi puesto enseguida — Byul se arrodilló y se levantó.
— Oh vamos Byul, deja tu papel de soldado modelo cuando estamos solas, somos amigas lo recuerdas.

Dahee se acostó sobre su trono con expresión aburrida mientras Byul la miraba con seriedad.

— No me parece adecuado que mi futura reina se tome esas molestias con una simple soldado — Byul sonrió.
— Eres mucho más que una simple soldado, eres mi compañera de juegos en el castillo y mi guardaespaldas cuando quiero explorar los alrededores — Dahee sonrió.

Era cierto, ambas se habían metido en problemas juntas desde jóvenes. Y si bien no habían sido castigadas por eso, era porque el rey Lee estaba seguro que Dahee había chantajeado a Byul en la mayoría de los casos.

— Mierda, vamos a mi cuarto y luego saldremos un rato — Byul extendió su mano.
— Sabía que aún quedaba parte de mi amiga ahí — Dahee le dio un beso en la mejilla y camino junto a ella.
— Pero será solo un rato antes de que el rey note tu ausencia, no cantes victoria todavía.

Dahee y Byul mantenían una estrecha relación desde pequeñas. Byul había sido la única niña en el castillo a parte de Dahee por lo tanto la princesa le tenía un apego enorme. Muchas veces la arrastraba a travesuras fuera del castillo, Byul aprendió a tratar con el carácter caprichoso de Dahee. A pesar de ser una princesa Dahee era una mujer realmente simple. Su amabilidad y gracia eran sin duda lo mejor de su persona. Se dice por los pasillos del castillo que Dahee había estado tan complacida y cómoda con Byul que le pidió a su padre el permiso para poder casarse con ella. El rey Lee no puso oposición alguna siempre y cuando Byul terminara su misión en la guerra. El reino Lee era muy comprensivo en cuanto relaciones homosexuales se trataba, no había ningún problema con ello. Según la princesa Lee, sus pretendientes era aburridos y falsos, Byul era una candidata perfecta en todos los sentidos. Lastima que la capitana no sintiera lo mismo.


— Hey Dahee, vístete con esto — Byul le tendió una camisa blanca  de mangas largas y un pantalón negro sencillo.
— Gracias, el vestido empezaba a picarme — Dahee se quitó todo frente a Byul y se vistió rápidamente.
— He de admitir que me gusta más la Dahee simple — Byul tomó su mano y salieron de su habitación.

Llegaron al pequeño campo de entrenamiento y Byul caminó hasta el campamento principal.

— Buenos días su Majestad — Wheein se inclinó.
— Oh Wheein, sabes cuanto me molesta eso, eres de mi familia también — Dahee sonrió — cuénteme sobre los avances.
— Es todo incierto y tanto raro mi princesa Lee, pero le aseguro que cuando su padre apruebe nuestra propuesta encontraremos más información.
— Tan lista como siempre Wheein, tu capitana y yo saldremos al pueblo — tomó la mano de Byul y la arrastró.

Dahee caminaba feliz, hacia mucho tiempo que no salía del castillo. Era grande, pero muy aburrido para su gusto, y que todos anduvieran detrás de ella era irritante.

— Cuéntame Byul, alguna amiga cariñosa en el pueblo.
— Ninguna que no hayas conocido antes, sabes que te digo todo — Byul tomó su brazo junto al suyo.
— Eres aburrida a veces lo sabías, pero te lo pasaré si me llevas a comer algo rico.

Byul le sonrió y siguieron caminando. En unos minutos se cruzaron con un pequeño stand de comida y Byul se detuvo, estaban vendiendo pequeñas brochetas de pollo.

— Disculpe, dos brochetas por aquí — dijo Byul en voz alta.
— Enseguida, oh no esperaba verte aquí soldado — Yongsun sonrió.
— ¿Y ella quién es? No puede ser Byul, secretos — Dahee la miró con picardía en sus ojos.
— Dahee espérame por ahí — Byul la miró con ojos de “quieres una patada en el culo”.
— Sí mi capitán — Dahee se fue sonriendo.

Byul miró a Yongsun como queriendo darle una explicación.

— No me debes nada — Yongsun sonrió — tu novia es linda.
— Oh no, para nada, ella no es mi novia, somos solo amigas de la infancia — Byul movía sus manos tratando de explicar.
— Calma, no has cometido ningún crimen Byul, descansa soldado.
— Sal conmigo hoy en la noche, te veré en tu casa — Byul le dio la sonrisa más encantadora que tenía.
— Está bien tonta, y ten tu orden.

Byul le dio dos monedas de oro y le dijo que conservara el cambio. Se encontró con Dahee que devoró lo comprado rápidamente.

— Y cuéntame quién es señorita afortunada, creo que te gusta y a ella le gustas. Bueno, no es difícil caer en las garras de la capitana Moon.
— No es cierto — Byul se rascó la cabeza — ¿En serio lo crees?
— Oh sí, pero bueno. ¿A qué chica en sus cabales no le gustarías? — Dahee le sonrió.
— Eso es algo que me gusta oír, pero me harás más arrogante mi princesa, así que no digas más.
— Eres todo lo arrogante que se te permite ser y no te lo cuestiono, nadie en este reino lo haría.
— Será mejor que vallamos al castillo antes de que el Rey Lee me cuelgue del pabellón principal.

Warriors || MoonsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora