❁ Mago, mi vida ha estado esperando por ti... ❁

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Sus manos estaban puestas sobre su pecho, por encima de ese traje de negro, acariciando suavemente mientras se estiraba con las puntas de sus pies para alcanzarlo. Tomándola de la barbilla acercaron sus labios uniéndolos en un tierno beso que no eran más que caricias sobre la boca del otro.

— Apunta este momento como si fuera la primera página de nuestra historia.

Las manos varoniles que rodeaban su cintura fueron disminuyendo más a bajo hasta colocarlas en sus caderas, siguiendo besándose fugazmente.

La noche fluorescente apenas comenzaba.

~•~

Shinobu despertó exaltada... otra vez ése sueño.

Había sido ese mismo sueño difuso y bello, y en él apareció un muchacho difuso y bello.
Estaba vestido todo de negro, parado en un huerto de limoneros, y ella tuvo la inconfundible sensación de que tenía algo que le pertenecía. No sabía qué; solo que deseaba que él se lo devolviera, y al llegar a él, la tomaba fuertemente de la cintura para poseer sus labios.

Un escalofrío le recorrió la espalda de su vestido. Aún la carcomía por dentro la curiosidad, la necesidad de ir tras él.
Pero lo que más la obsesionaban eran sus ojos. Azules y tersos, dulces y ácidos.
Sus ojos habían sido brillantes como el mar siendo iluminado por la luna.

— Lady Shinobu... — la voz femenina proveniente detrás de la puerta de su habitación rompió esa fantasía que comenzaba a crear — ¿Ha despertado ya?

Shinobu suspiró con derrota volviendo a caer sobre su almohada con sus manos sobre sus ojos.

— Sí, Nagisa... ya desperté.

— Su baño está listo — afirmó la mujer sin entrar a la habitación — Y sus padres la esperan para desayunar.

Se levantó perezosamente de la cama, viendo primero por la ventana los blancos copos de cristal cayendo del cielo; el invierno apenas comenzaba, esbozo una pequeña sonrisa tomando después su bata para cubrir su cuerpo dirigiéndose a la puerta de su habitación, detrás de ésta estaba una mujer de cabellos negros ya adulta vistiendo el largo uniforme de sirvienta del hogar. Al verla le sonrió de la forma más amable saludandola mientras la guiaba a que tomara su ducha.

El agua caliente de su baño causó que una pequeña corriente de aire helado la estremecieron, por lo que muy a su pesar tuvo que salir pronto de la ducha para cambiarse.

Nagisa le ayudó con el corsé de su vestido verde olivo, Shinobu realmente los odiaba, habían veces en las que le apretaban tanto que le costaba respirar, pero si alguien llegara a ver a una de las hijas del conde más famoso del país usando los cómodos pantalones de mayordomo, se desmayaria en ese instante y un gran alboroto crearía a su familia.
No tenía mucha opción en realidad.

— Buenos días, padre, madre... — saludó la joven al hombre y la mujer sentados en los laterales de la mesa en cuanto llegó al comedor.

— Buenos días, cielo — respondió su madre en cuanto se acercó para darle un beso en su mejilla.

— Buenos días, hija. — contestó su padre con un tono más formal.

— Hermanas... — saludó de igual forma a las dos jóvenes que al igual que sus padres esperaban por ella, recibiendo el cálido saludo de su parte.

Tomando asiento en su lugar correspondiente, las sirvientas se acercaron para llevar la comida a los platos de cada uno de los presentes, la familia les agradeció amablemente.

Mago || GiyuuShino Donde viven las historias. Descúbrelo ahora