El principe, la doncella y el dragón.

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Eri no necesitaba pensarlo mucho pues la niña como ya se había visto la albina era fanática de las princesas y los cuentos de hadas.

—Denki se vería bien de príncipe… Kaminari!¡¿Puedes ser un príncipe?! —.

En ese momento los ojos del pelirrojo se iluminaron, en su mente el escenario era perfecto el rubio en una torre alta y el mismo como otro príncipe que arriesgaba su vida para tan solo tocar la mano de aquel amor imposible. Por otro lado, el pequeño rubio volvió a tragar saliva en seco, sus ojos denotaban terror pues pasaron todo tipo de posibilidades en su mente, por un momento pudo verse a si mismo siendo utilizado como un muñeco con cosplay de príncipe para cubrir las necesidades de kirishima.

—E-EH?!?!?! ¡¿D-De príncipe?! ¡No no no no no! — expresó el chico eléctrico mientras movia sus manos en forma de negación.

Aquel chico rubio estaba más que decidido a negarse, pero no contaba con que aquellos dos se aliarían para conseguir un lindo, tierno, caballeroso y electrizante príncipe, comenzaron a insistir con animosidad, ambos movían sus manos con emoción, la sonrisa tanto de la albina como del pelirrojo eran grandes y brillantes.

—Vamos Kaminari! ¡Quiero un príncipe! ¡¡Será divertido!!— decía la pequeña con una actitud alegre e impaciente.

—¡Si denki, anda! ¡Queremos verte de príncipe! —.

El rubio no tuvo de otras más que aceptar pues esos dos eran enérgicos y sabia perfectamente que no se cansarían de insistir, tomó un disfraz de una pequeña caja que había en los dormitorios y dicho como echo, se puso un extravagante y rebelde traje de príncipe-cazador. La albina miró con emoción a kirishima y le entregó una bolsa mientras ella tomaba un vestido y abrazaba con fuerza aquella linda tela.

 La albina miró con emoción a kirishima y le entregó una bolsa mientras ella tomaba un vestido y abrazaba con fuerza aquella linda tela

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—kirishima! ¡Ponte esto! ¡Y haremos un cuento viviente! — Dijo la pequeña eri con una emoción.

Eri se fue corriendo a los baños y kirishima por otro lado revisó el interior de la bolsa con levedad, se alzó de hombros y se fue a los baños de hombres para cambiarse. Rato después tanto la albina como el pelirrojo, ella por un lado portaba un hermoso vestido rojo con blanco mientras kirishima tenía unos lindos cuernos rojos con una que otra escapa, un paliacate y ropa de mezclilla que dejaba al descubierto su torneado abdomen, Denki al ver la vestimenta del pelirrojo se atacó a risas, aunque sinceramente solo cubría con un umbral de humor aquellos nervios que tenía en aquel momento.

 Rato después tanto la albina como el pelirrojo, ella por un lado portaba un hermoso vestido rojo con blanco mientras kirishima tenía unos lindos cuernos rojos con una que otra escapa, un paliacate y ropa de mezclilla que dejaba al descubierto su ...

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