Capítulo 1

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Capítulo 1: Vacaciones.

Sarah.

[9 años atrás]

—Thom... —hice puchero—. Por favor, por favor, por favor...—.

—Sarah...—suspiró—. Por Dios, sabes que no me gusta jugar tus estúpidos juegos de niñas —abrí la boca con indignación reflejada en mi rostro. Él solo prosiguió con su juego de X-box—.

—¡Le diré a mamá la palabrota que acabas de decir! —acusé señalándolo con el dedo—. Te castigará y te quedaras sin tus juegos. 

Mi hermano mellizo, Thom, simplemente odiaba jugar a la princesa conmigo. Era algo totalmente inentendible, ¿quién no ama jugar a la princesa? Pero bueno, tal parece que él es un alienígena como todos los chicos del planeta.

Caroline y yo jugábamos todos los días después de la escuela, nos juntábamos en su casa o en la mía y llevábamos nuestros vestidos y tiaras. La madre de Caroline nos hacía galletas de chocolate que usábamos para nuestra fiesta de té con Fossy, nuestro oso gigante de peluche. Fossy era un regalo que recibimos para la Navidad pasada, nuestros padres nos lo trajeron para que no pasáramos la fiesta de té solas.

El día de hoy Caroline estaba enferma y su madre no la dejó venir, como era martes hoy tocaba teatro, lo que significaba que ambas actuábamos algún cuento que nos guste. Con Caroline pensamos que deberíamos hacer "La Bella Durmiente". Lo gracioso, es que nuestro príncipe siempre terminaba siendo Fossy.

—No, bien, escucha. No le dirás nada a mamá sobre esto y yo....—se detuvo, había un toque de duda en su rostro. Sonreí triunfante—.

—¿Y tú...?—.

—Jugaré a la princesa contigo —chillé de alegría. Salté los cables de su juego y estrujé a mi hermano es un fuerte abrazo—.

—¡Gracias, gracias, gracias Thomy! ¡Eres el mejor hermano del mundo! —besé su mejilla varias veces. Thom pasó su mano por su mejilla refregando con una cara asqueada en su rostro—.

—¡Iugh! ¡Qué asco Sarah! —reí ligeramente—.

***

—Bien, listo. Me vestí con este ridículo traje de príncipe como querías, ¿ahora qué? 

Thom venía con un traje blanco con detalles dorados. Consistía en un pantalón, saco, corbata y zapatillas de ballet, todo del mismo color, se veía adorable. Su pelo rubio estaba acomodado con gomina hacia atrás, haciéndolo lucir formal.

Yo, por otro lado, tenía mi vestido de princesa rosa, mi tiara con piedritas que yo creía eran de diamantes, zapatillas de ballet rosadas y unos collares y pulseras. Mis ojos estaban maquillados del mismo color del vestido y mis labios eran de un rojo tranquilo, mi pelo rojizo estaba atado en una trenza al costado que mamá antes me había hecho. 

Una de las cosas más irónicas de mi hermano y yo es que mientras que su pelo es de un rubio oro, el mío es más rojo que una manzana. Nuestros padres dicen que nuestro abuelo tenía pelo rojizo y nuestra abuela rubio, pero las fotos que nos quedan de ellos están en blanco y negro, por lo cual no logramos distinguir bien los colores.

—Ahora, se viene lo divertido —aplaudí emocionada. La cara de Thom, por muy graciosa que sea, me causaba un poco de lástima. Él estaba sufriendo. Estoy haciendo a mi hermano sufrir. ¡Es genial!—.

—O... no...—echó su cabeza hacia atrás para acostarse en mi cama—. Dime que no toca teatro, ¿si? —con mi cara radiante, asentí—. Diablos, ¿entonces...? ¿Qué haremos? —bufó este—.

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