Esperanza

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Llegue corriendo a la casa que mi padre señaló como propia cuando hablamos por teléfono, unos meses antes de que sucediera lo que pasó con Akane nos habíamos reunido con mi madre y ella nos pidió mudarnos en algunos meses, me quede parado frente al portón, no sabía que iba a hacer, no sabía si iba a poder hacer las preguntas, cuando sabía que quizá las respuestas iban a acabar con todo mi ser, toque la puerta un par de veces y espere la respuesta del otro lado - Ranma- dijo mi madre mientras abría el portón- Que haces aquí hijo mio? , pasa - desde el pasillo se escuchaba la voz de mi viejo - Quien es?, Ranma que bueno tenerte aquí - su voz se escucha a algo extraña, como si hubiera madurado en esos meses lo que le faltó al rededor de todos los años de su vida.
Nos sentamos en la mesa y mi madre comenzó a traer la cena mientras yo algo animado les platicaba de todas las técnicas que había aprendido de Shampoo, - Parece que encontraste una muy buena compañera de entrenamiento - dijo el viejo - Espero que solo de entrenamiento, esa muchacha nunca me ha caído bien- dijo mi madre con esa sinceridad que la caracteriza, - Si madre, nunca he visto a Shampoo más que como una buena amiga- dije un tanto cabizbajo, es raro, cuando uno quiere a alguien y se siente correspondido no buscas en los ojos de nadie mas, - Esta muy hermosa la casa, cuanto tiempo tienen aquí? - trataba de no sonar desesperado por información de ella, - Desde lo sucedido con Akane, cuando te fuiste ella estuvo dos días sin salir de su recámara, pensamos que habías escapado de tus responsabilidades, y casi te fuimos a buscar, luego llegó ese simpático muchacho Ryoga, y se fueron juntos a algún lado, cuando regresaron las cosas fueron peores, casi no comía y no quería hablar con nadie más que con Ryoga hasta el día que el muchacho le confesó ser su mascota P-chan ahí dejo de hablar también con él, aunque estaba casi a diario se sentaba afuera de su puerta y al anochecer desaparecía, un día nos hablaron del hospital, el doctor Tofu llevó ahí a Akane de emergencia- mientras mi madre hablaba mi padre solo asentaba con la cabeza,- Yo te contaré el resto-, al fin escuché su voz - Al parecer Akane se cayó de un puente y estaba inconsciente, ahí nos enteramos de que estaba embarazada, tenía un par de meses, en el fondo de mi corazón pensé que ese pequeño era tuyo, sentí la necesidad de cuidarla mientras tu no estabas, todos estuvimos muy pendientes de que ella despertará, estuvo casi una semana sin reaccionar finalmente despertó, Soun y Kasumi entraron a verla, Kasumi salió y nos pidió a Ryoga y a mi que entraramos, cuando Akane me vio comenzó a llorar y me pidió perdón, no sabía a qué se refería pero se veía destrozada, al fin el muchacho fue quien me confesó que ese bebé era de él, ese día en la noche nos despedimos de todos y llegamos aquí - mi viejo agachó la cara y se le quebró la voz no pudo continuar con el relato, unas cuantas lágrimas cayeron en sus manos, - Nunca pensamos que la pequeña Akane fuera asi- completo mi madre, - Pero espero que ahora que el compromiso está terminado, tu también encuentres a alguien para hacer tu propia familia, sabes que nosotros te apoyamos, aunque sea esa fea mujer Shampoo- solo pude reaccionar con una sonrisa fingida, pedí disculpas y me retire a mi habitación.
Al rededor de las 11 de la noche un sentimiento imperioso de tener respuestas se apoderó de mi, así que me puse los zapatos y salí de la casa dispuesto a encontrarlas con la causante de todo el remolino emocional que cargaba dentro.
Llegue a la casa de los Tendo y decidí que no quería que nadie se enterara de mi visita solo ellos, deduje que estarían durmiendo en la misma habitación así que subí por el árbol que estaba afuera de la ventana de Akane, y con mucho cuidado me deslice dentro de la pieza, el solo imaginarlos durmiendo abrazados me revolvió el estómago, estaba preparado para todo quería partir la cara del que alguna vez tuve en la estima de un buen amigo, y a ella quería destruirla quería gritarle que me había roto el alma y el corazón. Estaba parada frente al espejo, solo con ropa interior, acariciando con amor su vientre, pude verla en todo su esplendor, sus largas y bien torneadas piernas, su trasero firme y sus caderas anchas, las mejores de todo Japón , recordé con una sonrisa, sus pechos ya habían crecido algo, se estaban preparando para alimentar a la criatura que crecía en su vientre ya abultado, su cabello estaba más largo, un poco por abajo de sus hombros, esos hombros que se veían tan finos y delicados, su piel tan blanca, casi como la leche se me antojaba empezar a lamer para descubrir su delicioso sabor, en verdad que tenía un cuerpo hermoso, y la completaba con esa linda carita, sus ojos tan grandes y expresivos su pequeña y respingada nariz, y esos labios, esos carnosos y seductores labios, sus mejillas se tiñeron de rojo, cuando me vio y abrió sus ojos tan grandes como pudo, con mi vista inspeccione el lugar en busca de algún intruso y con paso firme y veloz camine hacia ella para impedir que escapara de mis garras.
-Ranma- dijo en voz baja - Que haces aquí? -
-Hola Akane, como han estado? - le dije mientras me acercaba a ella, note que su respiración se hizo más rápida, su pecho subía y baja a una velocidad increíble, - Bien, gracias Ranma, hemos estado muy bien - dijo mientras tocaba su estómago imagino que se refería a ella y al bebé. Con una audacia casi increíble para mí la tomé con una mano de la cintura y me acerque tanto a su rostro que podía sentir su tibio aliento en mi nariz, coloco sus pequeñas manos en mi pecho para darse un poco de espacio, y, como si fuera un maldito demonio que fue enviado a la tierra para torturarme, mordió su labio inferior con mucha sutileza, no lo soporte más, con la mano que tenía libre aleje el cabello que tenía en la cara y acaricie su pómulo mientras con mi otra mano la atraía hacia mí anulando por completo el espacio que quedaba entre los dos, ahí mismo capture sus labios en un beso, al principio tierno y lleno de sentimientos, quería que fuera mía y de nadie más sentí una de sus manos mientras la colaba por debajo de mi cabello y la otra la pasaba al rededor de mi cuello, se puso de puntitas para poder aumentar un poco la intensidad del beso, es extraño siempre pensé que yo sería el hombre que tendría su primer beso y que seria el dueño de todos los que acompañarán a este, no pensé que otro me robara ese privilegio, con este pensamiento recordé al maldito de Ryoga, la ira se apoderó de mí y en un ataque de coraje mordí un poco su labio haciéndolo sangrar, por reflejo me empujó y llevó sus dedos hasta tocar su labio para corroborar el daño causado, me miró con sus ojos llenos de lágrimas y yo me sentí el ser más inmundo del planeta por haberle causado daño a esta pequeña criatura angelical - Perdoname-, susurre cerca de su oído y con mi respiración agitada la atraje de nuevo a mi, esperando a que correspondiera nuevamente mi beso, gracias al cielo lo hizo, mis manos recorrían descaradas su cuerpo subían y bajaban de sus pechos a sus caderas y de regreso sentí su trasero y lo apreté con deseo, podía escucharla gemir en mis labios, ella también me tocaba sus pequeñas manos intentaban desabotonar mi camisa, esporádica mente nos separábamos un poco para tomar aire y seguir devorandonos, me sentía como un loco quería comerla por completo, su dulce sabor me envolvía, con desesperación pase mis manos por su espalda buscando el broche de su sostén, lo abrí sin problemas, ya tenía experiencia de cuando los usaba yo como chica, baje a sus pechos y tome uno, con mi mano, lo presione con cuidado de no lastimarla e introduje su pequeño botón rosado a mi boca, jugué un poco con mi lengua hasta arrancarle un gemido de placer, una sonrisa de satisfacción apareció en mi rostro alce la vista y pude ver su rostro sonrojado, su piel destilaba pasión y lujuria, busque aprobación en su mirada cuando me dispuse a bajar dando besos por todo su cuerpo, con cuidado baje la última prenda que la separaba de la desnudez y cuando la retire por completo me puse nuevamente en pie - Te amo, Ranma - me dijo en un suspiro, pero no me dio tiempo a contestar se lanzó a mis brazos y me beso con desesperación, la tomé con delicadeza y la recosté en su cama, besaba su cuello y sus hombros, tímidamente empezó a morder mi oreja mientras me regalaba esos jadeos incesantes, jugaba con sus dedos mi cabello, y una de sus piernas se aferro a mi cadera, estaba a punto de desabrochar mi pantalón cuando alguien tocó la puerta - Akane estas bien? Escucho algo de ruido- era Kasumi - Ya voy me estaba cambiando- dijo mientras me veía suplicando silencio, - Vete por favor- dijo en un susurro. - No me iré, necesitamos hablar- conteste firme, - Si, mañana a las 2 de la tarde, frente al templo que está pasando la escuela- sin oportunidad a replicar, me beso se puso de pie tomando una bata que tenía sobre la silla y salió corriendo mientras se la acomodaba.
Tarde unos segundos en reaccionar acomode mi ropa mi cabello, y salí tan sigiloso como entre, con más dudas que respuestas, pero con una sonrisa gigante y una nueva esperanza.

Después del templo de los hongos Donde viven las historias. Descúbrelo ahora