«3»

1.2K 151 97
                                    

Una de las cosas que podría también agradecer esa noche, era que por primera vez el insomnio servía de algo.

Acenix, observaba en silencio a Víctor entre la oscuridad de la habitación, siendo únicamente reflejada por un pequeño espacio de luz lunar. Sus rostros estaban a nada más que centímetros de lejanía, por lo que sin necesidad de esforzarse lograba escuchar la respiración calmada del mayor que ya yacía dormido a su lado.

Miró los labios rojos del castaño, los que besaron con delicadeza cada parte de su rostro, y los que le hablaron hasta callarse por el sueño. después se enfocó en los brazos del mayor que estaban enredados en su cuerpo, pero sin llegar a lastimarlo.

¿Cómo habían llegado a esta dormidos juntos ahora? Sencillo, después del beso en el bar, ambos simplemente se quedaron un rato mas mientras que a escondidas se robaban besitos traviesos. Pero no pensaron en que se acercaría la madrugada, hora en que el menor debía regresar.

No le preguntó a Raptor de que lo acompañara, pues éste también había bebido de más en compañía de Víctor. Resultó que se le había escapado porque andaba de noviecito secreto con Sparta. Y de Mike, aún no sabía nada.

Por eso, aunque intentara recordar cómo había aceptado dormir con el mayor, mas aún en su departamento; no podía.

- Víctor. - susurró Acenix mientras lo movía ligeramente. - Me tengo que ir.

No recibió ninguna respuesta, sólo unos quejidos por parte del mayor y los brazos que se aferraban más a él.

- Víctor. - volvió a insistir el de cabellera ploma. - Dios mío, ¿tanto te emborrachaste? - tocó por curiosidad el pecho del otro para asegurarse que todo vaya bien.

Aunque lo que pasaba no era su culpa, Acenix se sentía fatal por el estado del mayor, tanto que pensó muchas veces en amanecer en su cuidado

Pero había un problema.

Y era que sólo se conocían de un día, y no estaba seguro si Víctor estaría contento de verlo en la mañana. Es más, no sabía si todo lo que sucedía era sólo una aventura pasajera. Por eso, dejó de mover al castaño, y sólo lo miró con pena.

- ¿Debió pasar todo esto entre nosotros? - preguntó el menor en susurro, aunque muy probablemente para él mismo. - sí, como si fuera tan fácil responder.

Después de eso, le pareció que la mejor opción era retirarse en silencio del cuarto, así que con la mirada baja recogió su suéter verde de un sillón, se acomodó los zapatos y arropó con una frazada al aun dormido Víctor de la fría noche. Aunque cuando lo hizo,  prefirió mil veces quedarse a abrazarlo al ver al mayor acomodarse rápidamente entre el calor que daba la frazada en él. 

pero no podía, aunque el corazón le rogara con lagrimas al exterior, y que sus manos temblaran al querer tocarlo más. Por eso mismo, antes de darle la ultima mirada, dejó sobre un pequeño papel su número telefónico, con la esperanza de que las cosas cambiaran. 

Al menos así lo creía en ese entonces.

-----ϟϟϟ-----

Observar su teléfono cada que tenía tiempo era cosa diaria, pero activar alguna notificación cada minuto; se había vuelto más que una rutina. 

ᴄᴀʀᴀᴍᴇʟᴏ [ᴠɪᴄɴɪx]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora