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Olivia

–Bueno, ¿en dónde se conocieron con Oli?-le pregunta Tatiana

–En una joda-responde Dylan y me dedica una sonrisa

Esto es lo más incómodo del mundo

–Ah mirá. Yo me conocí con Valen por qué íbamos juntos al colegio.

Se formó un silencio por unos minutos que para mi fueron eternos, hasta que Dylan habló

–Y... ¿Hace mucho que son amigos ustedes?

Iba a responder pero Valentín me interrumpió

–Si, desde jardin, hace muchos años ya-estaba serio desde que llegamos.

Con respecto a lo que pasó anoche no habló de nada.

Encerio.

Solamente me saludo, le pregunté cómo estaba y me dijo que bien pero después nada más. Acotaba algo de vez en cuando pero prácticamente no hablo nada en todo el día.

Vinimos a ver una película y ahora estamos en una plaza tomando helado.

–¿Y si vamos a la casa de Valen a comer unas pizzas o algo?–pregunta Tatiana

–Yo no tengo problema–reponde Dylan.

–¿Les parece? Y si mejor lo dejamos para otro día–ya pase toda la tarde con ellos, más no me pidan.

–Si Oli tiene razón, vemos otro día– coincide Valentín.

–Bueno pero acuérdense–nos saludo Tatiana y después Valentín.

–¿Vos vas para tu casa o que onda?–me pregunta Valen.

–Si querés te llevo yo–sugiere Dylan.

–Voy con Dylan–asintió y entro al auto con Tatiana.

––¿Vamos?–asentí y nos dirigimos a mi casa.

(...)

–Nos vemos otro día–lo saludé y me adentre a mi casa.

Fué un día muy largo para mí gusto.

–¿Cómo la pasaste hija?–pregunta mi mamá.

Deje mi mochila en en piso y me tire al sillón.

–Bien, tranquilo–se sentó al lado mío y me convidó una de sus tartas que siempre prepara.

–Hoy a la noche vienen a cenar tus abuelos y los de Valen–la miré sorprendida–Solamente los abuelos, nadie más.

Ella sabía que Valen no tenía muy buena relación y con sus primos, al igual que yo con los míos, exepto Juancito, ese es un groso.

–Por suerte.

–Bueno solamente te avisé así te cambias–me sonrió y me dió un beso en la frente–Voy a preparar las cosas–sonreí y vi como se alejo hasta entrar a la cocina.

Este día nunca iba a terminar.

Subí a mi cuarto y me acosté en mi cama. Quiero dormir aunque sea dos horas.

Pero su nombre retumbaba en mi cabeza a cada rato.

¿Se acordará que estuvimos a punto de besarnos?

¿Qué hubiese pasado si Nacho no nos interrumpía?

Dios.

Nacho pelotudo.

Aunque por parte se lo agradezco porque si nos hubiéramos besado no le podría ni hablar.

Y eso es algo que no me puedo permitir. Se me hace muy imposible porque con el puedo ser yo sin caretas ni mentiras. El y Mari son con las únicas personas que no me siento un bicho raro.

Aunque aveces siento que lo soy.

Pero eso es lo de menos.

No me perdonaría perderlo.

Aunque eso implique tener que olvidarlo.

(...)

Sentí que mi cara estaba húmeda. Me rasqué la nariz y lentamente abrí los ojos.

Unos faroles azules captaron mi atención y una fragancia inundó mis fosas nasales.

–¿Le parecen horas de levantarse señora?–se alejó y me senté en la cama refregando mis ojos.

–¿Le parece la manera correcta de despertarme, señor?–rió y se sentó al lado mío.

–Te tire un poco de agua nomás–levanté una ceja–Bueno se me cayó un poco el vaso ahre–solte una carcajada.

–No sabía si ibas a venir, pensé que te quedabas con Tatiana–me senté como indio.

–Si, pero preferí venir–se recostó en la cama–Ah y tu mamá me mandó a qué te diga que te cambies porque ya están por llegar.

–Bueno me voy a bañar entonces–me levanté a buscar la ropa.

–Te espero acá.

Me bañé rápido porque si no mi mamá iba a empezar a joder.

Ahora... ¿Porque me habla como si nada? Porque no estaría entendiendo muy bien esa parte.

Hoy cuando salimos con los chicos no me dijo ni una palabra y ahora hasta me despertó tirandome agua (como habitualmente hace) pero no se lo que le pasa.

–¿Opa para quien nos vestimos así?–le  tire el almohadón de Tinkerbell en la cabeza–Yo no entiendo todavía que haces con éste almohadón, digo, porque no se lo regalas a More o a Sofi–largo una carcajada.

–Callate que vos todavía dormís con las sábanas del hombre araña nene–dejo de reírse y se puso serio.

–Son re cómodas esas, no te burles–hizo puchero mientras cruzaba los brazos. Parece un nene chiquito.

–Chicos ya llegaron los abuelos dijo mamá que bajen–se abrió la puerta dejándonos ver a Sofi.

–Ahí vamos–se fué y Valen largo un quejido–Alta paja ir ¿No?

–Si, ni ganas pero tenemos que ir porque si no nos van a cagar a pedo–se levanto de la cama.

Y ahí se me prendió la lamparita.

–O por ahí nos podemos ir sin que nos caguen a pedo ¿Qué te parece?–sonrió.

–Me parece que si viene de vos va a estar bueno.–ambos sonreímos

–A decir verdad no tengo ni idea que podemos hacer–giró los ojos.–Pero tenemos diez minutos para pensar algunas excusas.

–Bueno pero esto no lo vamos a poder hacer solos.–levante una ceja.

Me perdí.



















































Re corto pero ¿Qué pasará? Ahre

Mejores Amigos•WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora