3. La sangre del perro.

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Llegamos al aeropuerto de San José, Vittoria tenía guardados dos boletos directos para dirigirnos a Jacksonville a las seis en punto, a pesar de la hora el aeropuerto no estaba muy vacío, había una cantidad considerable de personas.

— ¡Oh! —exclamó Vittoria con una expresión de sorpresa en su rostro— ¡casi me olvido de algo muy importante, espéreme aquí señor Vidal, vuelvo enseguida!

— Esto... ok —accedí.

Ella subió en su auto y se marchó, en cuanto a mí, me quede sentado en una de las sillas de espera que tiene el aeropuerto. Hubo un momento en que pareciese que el tiempo pasaba paulatinamente, no podía dejar de mirar mi reloj de mano, esperaba que Vittoria no llegara tarde, pues era ella quien tenía los boletos en ese entonces. Pasó media hora que se sintió como si fueran dos horas o más, mire mi reloj y eran las cinco y cincuenta y dos de la madrugada, nuestro vuelo salía en ocho minutos y ya había comenzado la llamada a los pasajeros del avión. Estaba nervioso y a la vez preocupado, aborrecía las veces que viajaba sin mi familia, los iba a extrañar demasiado y me causaba intranquilidad el hecho de que se quedaran solos, debido a todas las cosas sucedidas en la semana.

A la falta de tan solo dos minutos ya iban a cerrar la entrada del avión y Vittoria no se hacía presente, repitieron mi nombre en varias ocasiones. En el momento en que la señora que hacia el llamado dijo ''Ultimo llamado'' pude ver a Vittoria entrar corriendo.

— ¡Rápido, rápido! —gritaba Vittoria, con mucha intranquilidad— ¡perderemos el avión!

Al percatarme de que había llegado, me levante de mi asiento y fuimos a entregar los boletos, revisaron nuestras cosas, las guardaron y subimos al avión. En el momento en que despegó, Vittoria y yo conversamos un buen rato acerca de ella, me contó muchas cosas acerca de su vida, a pesar de que es un poco triste lo contó con mucho entusiasmo. Al parecer, Vittoria nació en Nueva Delhi, India, se crío allí hasta la edad de los nueve años. Sus padres murieron asesinados por un grupo terrorista desconocido para ese entonces y tuvo que venir a los Estados Unidos debido a que aquí vivía su abuela materna, su único familiar que le quedaba. Pasó una infancia muy dura, le costó mucho aprender el inglés y se burlaban de ella en la secundaria por esa razón, a los dieciséis años su abuela se enfermó de cáncer de útero y murió un año después. Se quedó sola un buen tiempo hasta que a los diecinueve años, ya que conoció a un hombre que la ayudó y la levanto de la crisis económica y legal (debido a la nacionalidad) que tenía. Se casó con esa persona y tuvieron tres años de matrimonio, pero la mala suerte de Vittoria no se había acabado, pues en un crucero vacacional por el Caribe, a su esposo lo asesinan a balazos por unas personas en búsqueda de dinero. Vittoria se salvó porque estuvo escondida en el sótano del crucero. Al terminar el crucero conoció a Cinco, que le hizo un trato, este trato es tan personal que no pudo contármelo en ese instante, pero sabía que lo haría más adelante.

El vuelo duraría de trece a catorce horas, así que lleve un libro para entretenerme mientras tanto, Vittoria quedó rendida de tantas historias que me contó y estuvo dormida gran parte del vuelo. A pesar de que leía el libro no podía dejar de pensar en mi familia y los peligros que pueden correr, me preocupaba el hecho de la imagen que tenían los niños en la laptop, ¿si le llegasen más imágenes así y no estoy para ayudarlos? Fue tormentoso tener esa idea todo el viaje.

Llegamos a Jacksonville a las seis de la tarde, Vittoria se sentía muy dichosa de estar ahí, al parecer es una de sus ciudades favoritas.

Mientras estaba agarrando mi bolso, un hombre se me acerca.

— Hasta que por fin nos conocemos —dijo la persona extraña— lamento no haberte llamado esta mañana, pero se presentó un problemín.

— ¡CINCO! —exclamé y miré a esa persona con mucho asombro.

Travesía hacia el olvidoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora