Su cuerpo esbelto y atlético es sacudido por una fuerza abrasadora, que lo impulsa con violencia y lo suspende en el aire, a lo alto del cielo, por sobre todo el reino celestial y el mortal.
La voz de Dios llena su pecho y bombea en cada rincón de su cabeza, exclamando maldiciones y alabanzas que lo acusan de traicionar su confianza y deshonrar su nombre.
"Será expulsada del Paraiso del Edén toda aquella criatura mística o ser celestial que ose de pecar contra la voluntad del Padre Creador Todopoderoso.
Todo aquel que se atreva a deshonrar mi nombre, ir en contra de mis deseos o, incluso, desacreditar la más mínima de mis órdenes se verá forzado a desterrar el Reino de los Cielos y pasará, inmediatamente y sin posibilidad de reivindicación, a formar parte del Infernal Mundo de Satanás, antes mal llamado Lucifer.
Oh Lucero, que has sido por largos siglos la mano derecha de mi arduo trabajo, tu brillante luz cegó por completo tus sentidos, llevándote a cometer el acto infame de traición contra tu creador. Por eso ahora, te verás envuelto en oscuridad y desgracia por el resto de los tiempos. Y los desdichados que imiten tus acciones caerán contigo, y arderán en lo profundo del Inframundo por toda la eternidad."
Las enormes alas blancas, que antes habían sido fuente de fuerza y energía, envuelven su cuerpo golpeándolo con brutalidad, logrando que el aire abandone sus pulmones en un solo segundo, casi ahogándolo. Sus piernas se vuelven débiles y su equilibrio flaqueante lo hace temblar desesperado.
Comienza a elevarse a gran velocidad, el Reino de los Cielos extendiéndose debajo suyo y haciéndose eterno con cada metro de distancia que los separa.
Gritos agudos que suenan familiares llegan hasta sus oídos, y se vuelve con dificultad entre las nubes a su alrededor. Observa a lo lejos una figura encadenada, que comienza a pelear por su libertad, moviendo sus brazos y piernas con fervor, en un intento inútil por soltar su cuerpo débil de las ataduras que lo restringen. Su mirada busca con apremio alguna conexión con aquel ser celestial, como si fuera lo único necesario para respirar, para seguir luchando, para vivir.
Los ojos verdes del Ángel esclavizado debajo de él están notablemente rojos, saliéndose de sus órbitas por la fuerza que ejerce sobre su propio cuerpo. Sus alas atrapadas entre gruesas cadenas de hierro y los largos rizos marrones pegados a su cara por la transpiración, hacen que el corazón de Lucifer se retuerza con fuerza junto con su cuerpo, y la desesperación por acercarse a salvarlo encarna cada centímetro de su piel.
Pero la fuerza del Padre Creador le gana la batalla, y una boca de aire se forma debajo suyo, haciendo que sus alas se abran de un tirón, quedando completamente desplegadas en toda su extensión a ambos costados de su cuerpo desnudo, extrayendolo violentamente hacia la tierra de los humanos.
Y su cuerpo cae, aunque se resista.
“Lucifer”. Su nombre, su identidad, su esencia. Arrebatado completamente por el ser que había decidido darle vida. El mismo que prometió amarlo sin ninguna condición. Al que había jurado serle fiel hasta el fin de los tiempos. Quien ahora lo miraba con desprecio y decepción, mientras comenzaba la gran caída que iba a atormentarlo por el resto de su existencia, cuando las flores dejaran de florecer y los seres humanos no fueran más que espíritus vagando por la tierra.
La caída que comenzó todo.
La caída que dividió el universo en dos mundos: cielo e infierno, bueno y malo.
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Lucifer y el Angel Caído.
FanfictionEl principio de los tiempos. Lucifer, traicionando a su Padre por amor. Ángeles cayendo del cielo por una causa merecedora de batallas que luchar, e historias que relatar.