Capitulo; 03.

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Aioros.




-¿Duda?.

Asentí, había pasado una semana completa desde que hablé con Shura en Sagitario, responsablemente acordamos que no mencionariamos el tema con nadie. Claramente también le dije que lo que habíamos vivido serían episodios borrosos en mi memoria y que no había de que preocuparnos porque no recordabamos absolutamente nada, que el alcohol había hecho útiles sus efectos y que el trago amargo había pasado a duras penas ese día tan desastroso y confuso. Ahora tenía a Aioria mirándome con desconfianza y con el entrecejo fruncido, pareciera que en cualquier momento su signo regente haría su acostumbrada aparición agresiva. Entonces, levanté mis manos a la altura del pecho y las moví con desesperación.

-Tranquilo, Sólo fue una noche, tampoco es como si con eso me fuera a enamorar de Shura - Le aclaré, ya que era totalmente cierto.

-Para empezar, ni siquiera entiendo porque te emborrachaste tan rápido, creí que tenías control sobre tu vida, al menos el suficiente como para no permitirte esto - Alegó señalandome con acusación - Bueno... De tí puedo esperarlo todo - Llevó sus dedos a su barbilla en un gesto pensativo - ¿Pero de Shura?, Él parece ser tan correcto en su vida personal y social. No es exactamente el mejor caballero, pero es centrado con sus cosas.. Tanto como para evitar revolcarse contigo.

Rasque mi nuca con pereza y achique los ojos. Leo parecía estar de alguna forma, molesto y cohíbido. Entiendo el punto al que desea llegar, honestamente ni yo mismo sé porque el alcohol influyó de una manera tan pronta en mi sangre. Para llegar a la cama con Shura tuve que haber tenido los sesos llenos de deseo. Digo, no es que sea la cosa más horrible de todas, va más allá de una moral o un sentimiento raro. Es que, ¡Es Shura!, Ha sido estúpido de mi parte permitirme llegar tan lejos con él. Si la situación antes era incómoda, no quiero imaginar lo poco afable y llevadera que será ahora.

-Aioria..

-Y encima de todo - Me Interrumpió con gesto airado - Me vienes con eso de "Lo recuerdo todo" - Imitó mi voz con acento sonsacado, y yo no hablo así - ¿Sabés, Aioros?. Empiezo a creer que no estabas del todo pendejo y que tu intención si fue llevarte a Shura por delante esa noche, literalmente.

Rodé los ojos y miré a mi "adorable hermano" con las mayores de las paciencias, esperé a que terminara las incoherentes hipótesis prematuras.

-No tienes derecho a decir algo así - Generalmente no acostumbro a tomar posturas tan serias, pero ahora, justo en ese momento, mi cara y mi voz decían otras cosas, contradiciendo mi ligereza y jovialidad - Ni en mis más remotos o alocados sueños me llegué a imaginar algún tipo de escenario random o bizarro con Shura. Y tú más que nadie sabe porque: mi cariño y amor hacia Capricornio es diferente del que se pueda pensar, no existe ni existirá alguna intención amorosa de mi parte, y aseguro seriamente que de él tampoco. Shura siempre ha ocupado un gran espacio en mi corazón, y jamás quise aventurarme a un rango distinto de la amistad y la empatía con él. No planee ni maquiné nada, ¡así que deja de decir tantas tonterías juntas! - Alcé la voz, no lo percibí sino hasta ver la expresión de sorpresa en Aioria, la cuál fue inmediatamente embargada por mis ojos.

Maldita sea.

Sí, lo recuerdo absolutamente todo, lo peor es que los episodios de unos ojos verdes inundados de lágrimas perladas me atacan con presura, a mi mente llegan los sonidos de nuestros cuerpos al retozar juntos, de nuestros labios enganchados y deseosos por más besos. Al menos, el deseo en todo mi ser era latente en demasía. Creo sentir la sensación de sus manos en mi espalda, hombros y pecho. Creo recordar mis labios anclados a su cuello, recorriendo cada revoceo de su piel nivea. Llegué a un límite esa noche, porque amé, amé sus suspiros y alabé su rostro y cuerpo, ofrendando mis hábiles caricias y arriesgados besos. Y sentí, sentí que sus manos me demostraban una adoración digna de una persona enamorada, sentí como cada uno de sus suspiros, jadeos y gemidos tímidos se incrustraban en mis oídos, sentí el ahínco con el que devolvía cada roce y beso. Amé a Shura esa noche con un cuidado ajeno, y él también lo hizo con correspondientes sentimientos y movimientos. Hicimos el amor.

Camino A Las Estrellas.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora