°5°

2 0 0
                                    

El castaño está sentado en el sofá viendo la tele mientras come los snacks que compré. Parece más relajado e incluso entretenido. Yo, sin embargo estoy de brazos cruzados esperando a que el agua termine de hervir para preparar nuestra cena, dos cuencos de ramen. No puedo parar de pensar en el parecido de las situaciones. Una vez más se vuelve a repetir.

Cuando escucho el pitido vacío el agua el los dos boles, y cierro la tapa metálica.

A fuera, la lluvia sigue cayendo sin descanso, al fondo se escucha el sonido de la televisión.

-¿Ya está?-pregunta detrás de mi haciéndome saltar del susto.

-¡Ya! ¡Hwang Hyunjin! No me des esos sustos.-chillo aún más enfadada. Me mira haciendo boca de pato.

-¿Aún estás enfadada?-pregunta inocentemente. Lo veo inclinarse para verme a los ojos mientras se apoya en una mano en la encimera a mi lado.

-No, voy a por el botiquín.-digo dándome la vuelta.-¡Pon la mesa!-digo mientras desaparezco por el pasillo.

-Si, noona!-le escucho que dice de vuelta y sonrío mientras alcanzo el botiquín del mueble del baño. Suspirando, agarro la manilla de la puerta de Kangdo y entro.

Lo primero que hago es pulsar el interruptor al lado de la puerta. Una hilera de luces naranjas se va encendiendo mientras rodea los muebles y el cabecero de la cama. Veo los posters aún colgados en las paredes, los dibujos de cuando era más pequeño. Las fotos con nuestros padres, con la familia Hwang.

Cuando miro a mi derecha, a su cómoda veo todos los premios de atletismo, los del decatlón de matemáticas. Su olor aún sigue ahí.

Por un momento me parece sentirlo ahí, tumbado en la cama leyendo un manhwa, o en el escritorio después de clases acabando sus deberes, o durmiendo hasta tarde desparramado en la cama.

-Hola Kangdo, siento no haber venido en un tiempo. No he tenido fuerzas.-digo mientras me encamino a la cómoda.-Unos abusones le dieron una paliza a Jinnie. Y creo que no es la primera vez.-digo mientras se me rompe la voz.-Gente mala como la que te hizo esto. Y que no pude evitar.-añado con un pequeño sollozo. Agarro un sweater lavanda y unos pantalones de deporte negros.-Pero voy a proteger a nuestro Jinnie, te lo prometo.

En cuanto estoy de vuelta lo veo mirar la ventana pensativo.

-Espero que esa mirada no signifique que te has comido todas las patatillas.-digo dejando la ropa doblada en el sofá a su lado.

Me mira con una mueca fingida de miedo y lo miro herida, también fingiendo.

-¿Cómo osas? Yo, tu noona. La que te alimenta, la que te compra los videojuegos!-digo empezando a esquivarlo cuando se me acerca para disculparse. En pocos segundos ya nos encontramos casi corriendo entre los muebles jugando al pilla pilla.-¡Ya! Niño, no te voy a perdonar en la vida!-grito mientras le lanzo un cojín a la cara.

Quizás si todos pudiesen ver la luz que irradian personas como Hyunjin, como Kangdo, la gente no buscaría herirlos. Pero qué puedes esperar de personas rotas?

she's electric //hj.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora