Las navidades en Manhattan eran las mejores en todo el estado.
O por lo menos, era lo que Poe Dameron solía decir.
Y ella era la persona más desafortunada de ese barrio.
Mientras que adorables madres cocinaban con esmero y paciencia la cena navideña en la comodidad de su hogar caliente y acogedor, Rey se encontraba alistando los últimos detalles de la agenda personal de su inaguantable jefe. Aunque tampoco tenía mucho que hacer esa víspera de navidad.
Probablemente su navidad consistiría en la misma tradición de hace años. Vino rojo y barato, películas de amor navideño con un toque de melancolía y un baño de espuma que calmaría el dolor mental y físico.
Pero no.
Tendría que posponer su soledad para otra ocasión por que la lista de pendientes de su jefe supremo no se iba a resolver sola.
Bufó molesta con ella misma. Odiaba que a veces fuera tan organizada y meticulosa en el trabajo y que Ben se haya dado cuenta de eso. Una parte de si misma apreciaba la confianza que el pelinegro depositaba en ella para que manejara toda su vida desde que se levantaba hasta el momento de dormir. La compensación económica era lo que la mantenía aferrada a ese puesto de trabajo tan agotador y que no le daba oportunidad de hacer una vida social. O al menos a ella le gustaba pensar que esa era la excusa.
Pero justo cuando sus orbes observan la nieve en el camino y ve a los niños correr de un lado a otro, alegres y sin preocupaciones— Porque claro, ¿quién demonios tiene problemas a esa edad? viviendo en el barrio más caro de la ciudad—. Emite un suspiro largo y se arrepiente de no haber pedido sus vacaciones con anticipación. Le gustaría mandar todo al carajo, y eso incluía al licenciado Solo. Sin embargo, la abrupta realidad vuelve y se hace latente. Rey acepta dejar pasar todo lo bueno que la navidad puede traer e ignorar la fecha, como otro día más en su miserable existencia.
Su teléfono vuelve a sonar por quinta ocasión desde que se levantó. Ni siquiera voltea a verlo por que sabe quién es. Soló su maldito jefe le marcaría tan temprano. Ella sabía que ignorarlo era la opción más sana para su estabilidad emocional, pero cuando el estrepitoso sonido se empieza a colar más y más en su cabeza hasta el punto de taladrar su cerebro, opta por ceder nuevamente ante su jefe, y aunque se encuentra frente al volante y eso podría afectar sus habilidades de conductora, decide contestarle.
— Buen día, jefe. — Saluda Rey, con aparente dulzura en su voz, pero guardando para ella misma el quejido interno de tener que soportarlo tan temprano.
— Llevo toda la mañana llamándote Rey, ¿Dónde has estado? — La pregunta es autoritaria, demandante y con mucha posesión. Tal cual es él.
Rey se atreve a pensar que realmente el pelinegro no tiene nada que reclamarle. No es su dueño, soló es su jefe. Desde hace un año que trabaja para él y hace un mes que, debido a eventos desafortunados, se a tomado la molestia de invadir su vida personal. Más de lo que ya lo había hecho.
— Pasé a recoger su traje de la tintorería, los juguetes de la beneficencia ya fueron entregados a la estancia infantil y en este momento ya llevo su café a la oficina, señor Solo.
— No estoy en la oficina, vine a la cabaña.
Ese maldito lugar.
Lleno de preciosos y dolorosos recuerdos y todos obsequiados por el mismo hombre.
Toda su vida estaba bien hasta hace un mes, en la fiesta de cumpleaños de su jefe. Cuando a su estúpido patrón Solo, se le ocurrió dar una celebración entre los miembros de la empresa Líneas Ren, en la vieja cabaña de sus padres que estaba frente al lago.
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VINO TINTO & CERVEZA ALEMANA [ REYLO]
RomantikElla era una copa de vino tinto y él un tarro de cerveza alemana. Rey Palpatine es la mejor empleada de Lineas Ren, y la más destacada secretaria que ha tenido Ben Solo. Pero un acercamiento inusual en el último mes, a frustrado a la bellísima asis...