Capítulo 3.

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If it's okay with you, it's okay with me.

Aquella mañana se levantó con un humor distinto. No se sentía bien, estaba molesto por miles de razones, la principal era que después de que Louis se había marchado su madre le había confesado que a pesar del tiempo ellas nunca se habían alejado de él. Al contrario, parecía que de cierta manera se había generado una clase de rutina entre ellos que incluían al chico de ojos azules, como el hecho de las cosas simples y rutinarias como la despensa de su casa.

Sabía que Gemma tenía cercanía con Charlotte, trabajaban juntas en algunos proyectos de modelaje y obras de caridad diversas. Ellas nunca habían dejado de verse y eran buenas amigas hasta cierto punto a pesar de la diferencia de edad, pero no podía culparlas por ese hecho. En realidad, no podía echarle la culpa a sus familias de sentir ese apego porque ellos eran los que habían logrado esa unión.

Cuando era más joven y estaban tan enamorados simplemente todo parecía bueno cuando estaban juntos, incluso aquello que se había generado entre sus familias. Pero la diferencia de aquel entonces a su presente era abismal; antes pensaban que lo suyo sería para toda la vida.

Se tapó hasta la cabeza con las sábanas con su mente sumida en pensamientos cuando de repente su teléfono empezó a sonar. Miró el teléfono y vio el nombre de Olivia grabado en la pantalla.

Su vida estaba bien. Admitía que de repente en las noches cuando se encontraba solo, en ocasiones pensaba en Louis y soltaba un par de lágrimas hasta quedarse completamente dormido -algo que jamás diría en voz alta-, pero cuando se rodeaba de sus amigos y de ella todo se sentía bien.

Normalmente le contestaba al primer tono, pero en esa ocasión simplemente esperó a que el teléfono dejara de sonar. ¿Cómo podía contestar sin sentir la terrible necesidad de confesar que desde que había llegado lo que menos pasaba por su mente era ella?

Se puso de pie y después de tomar una rápida ducha, fue al primer piso donde se encontró con su madre quien tenía un vestido y un mandil encima luciendo completamente hermosa.

- Estaba revisando las flores del jardín - sonrió ampliándose- En la cocina hay fruta y jugo.
- Gracias - le sonrió de vuelta.

Ella caminó frente a él para dirigirlo a la cocina como si sintiera que él era un invitado desconocido dentro de su casa, como si no hubiese vivido ahí la mayor parte de su vida.

- Siéntate - le pidió, mientras tomaba un pequeño boul y empezaba a llenarlo con trozos de frutas frescas recién cortadas.

Miró a su madre hacer aquello con concentración, como si quisiera que fuese perfecto para él.

Si se ponía a pensarlo con detenimiento, aquello había sido así desde el momento en el que había llegado, había algo ahí que lo hacía sentir como si fuese un extraño y tal vez empezaba a notar que era el comportamiento de su madre hacia él.

Se dio cuenta también de que estaba en el punto en el que no sabía realmente el lugar en el que las cosas se encontraban acomodadas en la alacena. Incluso aquello podía ser una de las razones por las que su madre ni siquiera le dejaba servirse por su cuenta, para que él no notara ese detalle del que en ese momento se había percatado, justo cuando la vio sacar el boul de un sitio que no se esperaba.

¿Cuánto tiempo realmente se había alejado de casa?, ¿En qué momento había llegado al punto de ser un extraño más?

Pero sin embargo, la pregunta más importante que no dejaba de resonar en el fondo de su mente cuando su madre puso el boul y el vaso lleno de jugo de naranja fresco frente a él era, ¿Louis sí sabrá todo aquello de su casa que él ignoraba?

El dolor en mí •Larry Stylinson•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora