Aux Yeux D'or - WangXian - MDZS

Capítulo 3: Notas de Jade.

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Aux Yeux D'or
By. Heartless Bom
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[El arte no es mío. Créditos a su autor.]

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Capítulo 3: Notas de Jade.
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—No estás calificado para hablar conmigo... Mucho menos para ostentar cortejar a un Omega de alto Cultivo.

Todos estaban atónitos, pues jurarían que el día anterior tanto Wei WuXian como Lan WangJi se habían declarado la guerra...
Pero ahora el joven de ojos dorados tenía en brazos al Omega que comenzaba a adormilarse por sus feromonas con un olor a sándalo y toques de suaves Magnolia y Orquídea que solo acariciaban el propio aroma del Omega de especias y Cerezas Negras, así como las rosas Hei Mofa*, las cuales solamente se daban en Yiling.
Eso le había hecho pensar a Lan WangJi que nunca había visto una de esas más que en pinturas, ya que se decía que esas rosas al salir de las tierras de Yiling se marchitaban... Pero, las pocas que llegaban a comerciarse eran por parte de la misma familia real Wei: YǒngHéng Méiguī*. Eran mercancía demasiado codiciada y cara pues se decía que absorbían energía resentida durante al menos diez años, llevando prosperidad y... En fin, no era momento para pensar en eso, si no en llevarse al Omega lejos.

—Prrrr...— Ese sonido sacó a todos de aquel incómodo momento, para llevarlos a uno aún más tenso. El Omega ahora tenía un sutil destello plateado en sus ojos amatistas. Casi como si un fino polvo de estrellas o una capa de rocío de la mañana estuvieran en ellos...
Un ronroneo de instintos puros y básicos de ese joven el cual era menor que el otro que lo llevaba en brazos y el mismo que no pensaba reaccionaría a alguna atención de aquel tipo. Lan WangJi era el perfecto sobrino de Lan QiRen aún por sobre su hermano, y que justo en ese momento la situación estuviera fuera de sus manos era algo que no podía solo ignorar.
Algo en su pecho se sentía cálido y un instinto que pensó era animal y nada educado se instaló en su garganta, la cual con uso de todo su autocontrol tuvo que dominar: por breves instantes deseó perfumar a aquel que yacía en su abrazo y morder su cuello ante los ojos del Wen.

—. . .— Tenía que irse de ahí antes de que perdiese cara y compostura. Aún si su impasible rostro no tenía cambios, se podía sentir que aunque fuera en poco, la feromonas del Lan estaban volviéndose pesadas e incluso asfixiantes. Al parecer la única que podía ver que eso no estaba ayudando al Omega de Yiling, era la doctora de los Wen. Viendo que al parecer los Alfa no tenían su atención orientada a lo importante y temiendo lo peor por aquel que conocía desde hacía algunos años, soltó una pequeña bomba de humo que sacó a todos del hostil ambiente. Lan WangJi olfateó con detalle notando solamente que la médico sacaba a su señor a jalones de la sala alegando su protección, pero dejándole el mensaje en claro: solo es mi deber.

Salió por la parte trasera del recinto, caminando a pasos rápidos hacia su habitación -cosa que no era necesaria pero era el único lugar donde estarían seguros de los Wen- llegando finalmente al Jingshi. Apenas cerró la estancia, pudo volver a bajar la mirada al que tenía en brazos: pánico y horror absoluto que tuvo al recostarlo en su cama y notar que este se veía claramente sonrojado, con su respiración cortada y agitada, un inminente calor en su frente y leves espasmos... Pero sus ojos estaban latientes entre el carmesí y el platino.

Cualquiera estaría asustado de la situación pero Lan WangJi más.

En su vida había estado tan cerca de un Omega como hasta esos momentos, y aunque no lo hubiera hecho... Sabía que ese Omega estaba intentando de alguna forma no entrar en celo. Y hasta cierto punto era su culpa al no controlar su enojo ante el Wen que veía al otro como un trozo de carne.