Al día siguiente cuando me levanté, fui al instituto y al llegar a la puerta, Marta dijo que Ágata daba una fiesta en su chalet, y que si iríamos.
-Yo si es allí, sí voy.-dije.
Las demás quedaron por confirmar.
Íbamos directos a las escaleras cuando Hugo me cogió del brazo y me llevó detrás de unas taquillas que había al lado.
Me besó durante un buen rato y me dijo que le gustaba mucho. Yo sonreí y le dije:
-Te quiero así cada día.
-Y así me tendrás. Que te vaya bien toda la mañana, a las 14:30 nos vemos.-me dijo dándome un beso de despedida en la mejilla.
Yo llegué a las escaleras sonriendo y Marta me dio un codazo y sonrió.
-¿Que tal? Ya estas feliz toda la mañana, ¿no?-dijo.
-Calla.-dije sonriendo.-Necesito un cigarro.
-¿Otro?-dijo Cristina.
-Mejor un paquete entero.-dije riendo.
-Anda sí, vamos a fumarnos otro que si no le veo comiéndose los libros de los nervios.-dijo Marta.
Todos nos reímos.
Nos fumamos un cigarro y subimos a clase.
-Que gusto.-dije.
-No te acostumbres, que llegamos quince minutos tarde.-contestó Marta.
-Ya me estoy acostumbrando, llevamos varias semanas llegando tarde a todas las clases y nos la suda, un día nos van a llamar la atención.-contesté.
-No si ya. Fijo que nos ponen verdes.-dijo Marta riendo.
-Anda vamos para clase.-dije-Por cierto, te toca inventarte una excusa.
-Si ya me he quedado sin recursos. Como no diga que venimos de hablar con un profesor...-dijo.
-¿Otra vez? Se van a pensar que nos los tiramos para que nos aprueben.-dije riéndome.
-Más les gustaría a ellos-me siguió Marta.
-Por cierto, ¿vendrás a la fiesta de Ágata?-le pregunté.
-Claro.
-Y vas a beber, ¿no?-dije.
-La duda ofende.-contestó ella.
Nos empezamos a reír cuando salió de clase mi profesor de informática para echarnos la bronca.
-¿De donde venís?-preguntó.
-¿De nuestra casa, tal vez?-preguntó Marta con tono sarcástico.
-Las clases empiezan a las 8:30, no a las 8:45.-dijo enfadándose.
-Que sí, que hemos llegado quince minutos tarde, que lo sabemos.-contesté mientras entrábamos a clase.
Entramos en la clase y nos sentamos en nuestro ordenador, al lado de Ágata y Luna.
-Hola.-dijimos los cuatro casi a la vez.
-La próxima vez llegareis a última hora si seguís así.-dijo Luna.
-Ojala.-contestamos Marta y yo.
-Bueno, vamos a buscar canciones para la fiesta del sábado, que tengo poquísimas.-dijo Ágata.
-Yo con que se puedan cantar y bailar me conformo.-dijo marta con una sonrisa.
-Eso, si total, vamos a ir pedo...-la seguí yo.
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La cara oculta de las personas
Teen FictionUn chico de 17 años afronta su día a día con sus amigas, que tienen problemas típicos de los adolescentes.