Capítulo 3:

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Llegó el día de la fiesta, yo estaba recién levantado cuando desenchufé el móvil del cargador y miré los mensajes. Marta me escribió:

-Oye, he hablado con Álvaro y dice que se pasará un rato porque conoce a Ágata y a ella le ha parecido bien. Él vendrá a las 2, antes no puede porque ha quedado. Luego nos vemos, te quiero.

-Vale.-contesté-A las 22:00 en mi casa, te quiero.

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A las 21:15 empecé a prepararme. Puse la canción "Radio" de Lana del Rey y me metí en la ducha. Cuando salí, me sequé el cuerpo, luego cogí el secador e hice lo mismo con el pelo. Cogí mi sudadera verde de lunares, unos pantalones pitillo grises desgastados y unas zapatillas negras.

Miré el reloj; las 21:45. Eché en la mochila las llaves, el móvil, el cargador y lo poco que me quedaba de tabaco. Cogí la bolsa donde llevaba las cosas de la fiesta y llamé a Marta:

-¿Cuánto te queda?-pregunté.

-Acabo de salir-contestó ella-Las chicas también vienen.

-Vale, yo ya estoy preparado. Avísame y salgo a la calle-y colgué.

A los cinco minutos me mando un mensaje Marta:

-Sal ya, que vamos a por las chicas a la rampa.

-Cojo las cosas y salgo.

Salí y allí estaba Marta, sentada en el bordillo de mí puerta, como siempre.

-Vamos pedazo guarra, levanta-le dije como saludo.

-¿A que te doy una hostia?-saludó ella también.

-Atrévete.-la reté.

Me dio un pellizco en el brazo y nos reinos. Fuimos a la rampa a por las chicas, que estaban sentadas allí.

-Vamos que llegamos tarde-dije.

Se levantaron de un salto y fuimos al chalet hablando de nuestro día.

Cuando llegamos nos abrió Ágata. Estaban dentro ella, Luna y una amiga de Luna, que nos sacaba dos años.

-Hola, soy Nora-dijo la chica, que estaba sentada enfrente de la chimenea. Tenía el pelo rizado y castaño. Era alta y delgada.

-Hola.- dijimos todos casi a la vez.

-Ellos son Rubén, Cristina, Carla, Diana, María y Marta-nos presentó Ágata.

-Me ha dicho Ágata que has quedado con Álvaro. Le conozco desde siempre, es buen chico.-me dijo Nora.

-Ya imagino, pero estoy un poco nervioso-contesté.

-Anda, que no pasa nada, tú sólo déjate llevar-me dijo, sonriendo.

Y ahí se quedó la conversación.

Empezamos a preparar las cosas. Hicimos unas pizzas, pero no llegaron al horno porque teníamos mucha hambre. Luego pusimos música y nos salimos a tumbarnos a la hierba. Estaba muy fría.

-Pasar el vodka-dijo Cristina.

-Y la fanta-la siguió Diana.

Nos estábamos echando el primer cubata cuando me llegó un mensaje.

-Uhh, ¿de quién es?-preguntó Marta.

-Sí, a ti te lo voy a decir-contesté riéndome.

Se puso detrás mía, con la cabeza en mi hombro, como siempre que le enseñaba algo de mi móvil.

-No te cortes un pelo. Si quieres también te dejo el móvil y contestas tú por mí-le dije de broma.

-Calla y lee.

La cara oculta de las personasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora