Undécimo capítulo

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El sonido retumbaba en lo más profundo de mi cráneo. La conocida melodía martillaba con furia dentro de mi cabeza y entonces, mis ojos se abrieron.

La oscuridad se cernía sobre la habitación y sentí la respiración lenta y acompasada de Lisa a mi lado.

El sonido volvió de forma estridente, y caí en cuenta de que era mi móvil el que estaba sonando.

Me puse de pie intentando no hacer ruido. Caminé hasta mis vaqueros, que se encontraban tirados en el suelo, y los levanté, buscando en los bolsillos el ruidoso aparato.

El timbre dejó de sonar y maldije por lo bajo antes de volver a escucharlo.

Lisa se removió incómoda en la cama y masculló: — Por el amor de Dios, responde.

Yo sonreí estúpidamente y saqué el móvil de un bolsillo trasero.

El nombre de Hyeri brillaba en la pantalla y mi corazón dio un vuelco dentro de mi pecho. Mi mirada viajó a la esquina superior derecha, donde el teléfono marcaba la hora. Eran las tres y cuarto de la madrugada.

Mi ceño se frunció profundamente y dudé si debía responder, pero una parte de mí me gritaba que debía hacerlo. Hye no llamaba a las tres de la mañana sólo porque sí.

—¿Diga? — susurré con la voz enronquecida por el sueño.

—¿Rosé? — la voz de Hyeri me golpeó como un látigo. La culpa comenzó a filtrarse dentro de mi pecho.

— ¿Hyeri? — susurré. — Son las tres de la mañana.

— Ya lo sé, Rosé. Ha sucedido algo. Debes volver a la ciudad ahora mismo. — la seriedad en el tono de su voz hizo que me estremeciera de pies a cabeza. El temblor de su voz hizo que mi corazón se acelerara.

—¿Qué? ¿De qué hablas? ¿Qué ha pasado? — una horrible sensación de desesperación se instaló en mi cuerpo, haciéndome imposible pensar con claridad. Algo iba mal. Algo iba mal y todo mi cuerpo me lo gritaba.

El silencio en la línea me hizo revisar el teléfono para comprobar si seguía la llamada y, justo cuando iba a espetarle a Hyeri que hablase, su voz, entrecortada, sonó: — T-Tu papá t-tuvo un accidente y...

Todo el mundo comenzó a desvanecerse. Todo comenzó a caerse a pedazos a mi alrededor y lo único que podía escuchar eran aquellas palabras una y otra vez. Como un eco. Como una tortura...

—¿Q-Qué? — mi voz salió en un susurro ahogado. —¿Q-Qué le pasó? ¿Está bien?

Las lágrimas se agolparon en mis ojos mientras un nudo comenzaba a instalarse en mi garganta y otro nudo en la boca de mi estómago. De pronto, no podía sostenerme en mis propias piernas y fui vagamente consciente de los brazos de Lisa envolviéndose en mi cintura, llevándome a la cama.

Hye no respondía. ¿Por qué no respondía?

— F-Falleció, Rosé. Tu papá falleció.

Todo era un borrón indescriptible. Todo parecía lejano. Todo parecía un sueño. Una horrible pesadilla.

Miraba el paisaje sin mirar nada y Lisa sostenía mi mano mientras conducía el jeep de Jennie a mitad de la noche. Jennie y Jisoo venían en el asiento trasero del jeep, adormilados y confundidos.

Mi mano estaba sobre la palanca de velocidades y Lisa tenía su mano puesta sobre la mía, con la mirada fija en el camino, pero todo el cuerpo en tensión.

Yo había entrado en una especie de trance. Un estado de adormecimiento que no me dejaba quebrarme, que no me permitía romper a llorar en ese momento, a pesar de querer hacerlo.

Though you can see me (Chaelisa G!P Adaptación)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora