Llueve, llueve en enero, llueve afuera de mi ventana como si alguien llorara en público. Como si el velorio de una palomita santa fuera el llanto desgarrador del cielo.
Todos duermen, yo no.
No veía llover desde que le jure al cielo que no he de llorar, le jure que solo lo haria cuando el lo hiciera. Le falleció la promesa más rapido de lo que imagine. Me dio vergüenza hablarle al cielo.
Ahora lloraba y estaba segura que no era para mi.
No hay luz en mi mente, se esfumo cuando desperte por el sonido de mis gritos, mis gritos son silenciosos, solo en mis sueños aparecen. Solo yo conozco el sonido de la desesperacion en su forma más pura.
Estoy sorda, sorda de palabras de amor, inclusive siento que es broma barata.
Soy ciega, ciega de gestos de cariño y de miradas encontradas, ya no veo nada.
Mi mundo esta en silencio, hasta que llega la noche.