𝗙𝗹𝗮𝗺𝗮𝘀 𝗱𝗲 𝘂𝗻𝗮 𝘃𝗲𝗹𝗮.

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YuNa & Huening Kai.

Una fría noche buena, había gente que creía que era la noche más dulce del año y tanto otras que creían que era la más cruel de este.
Dos solitarias almas vagaban por aquel gran parque, ambos tenían diferentes motivos, pero tenían claro que esa noche no volverían a casa.

La chica no tenía a alguien que la esperara y el chico no tenía a donde ir.
A lo lejos se podía observar el espectáculo de fuegos artificiales con el que la mayoría de personas se iba a deslumbrar.
Pero con tantos problemas que ambos sostenían encima, no podían ver más allá de ellos.

—Aunque no pueda estar en casa, al menos puedo cenar algo ¿No?—dijo YuNa para si misma.

Pudo observar un carrito de comida y avanzó hacia el, no pidió más que una hamburguesa y una soda de manzana, estaba apunto de irse cuándo el vendedor la detuvo.

—Señorita, ¿Ya tiene la vela para ir a la caminata navideña?—pregunto amable.

—Ah, no, pero, no estoy planeando ir a...

—Tome, me sobraron algunas cuantas, que tenga una feliz navidad.

El señor le entregó a YuNa una pequeña vela encendida a lo que ella no se pudo negar.
Esas pequeñas velas eran para iluminar las calles solitarias, la gente organizaba caminatas e iba cantando villancicos, era muy común en las épocas decembrinas.
YuNa recordaba haber ido varias veces con su familia pero desde la navidad pasada que decidió alejarse de todo, no había pasado épocas muy agradables.

—Muchas gracias e igual, que tenga una feliz navidad.

El señor sonrió y YuNa continuo su camino hacia una banca cercana donde decidió por fin empezar con su "cena navideña".

—Disculpa, ¿Puedo sentarme contigo? Preferiría no comer solo.

YuNa quedó estática por el pequeño susto que él chico le causó unos segundos antes de poder responder.

—Si intentas hacerme algo, te recuerdo qué hay un vendedor a unos pasos de nosotros y se defenderme.

—¿Eso es un si?

—Supongo.

Ambos estuvieron en silencio un tiempo, hasta que Kai lo rompió.

—¿Por qué estás así en un día como este?

—Porque no tengo a nadie que me espere.—pronunció con un rastro de tristeza.

—Creo que estamos igual solo que en mi caso no se si alguien me espere, hace tiempo no se nada de mi familia.

—Entonces brindemos por nuestra soledad.—YuNa alzó su lata de soda, trayendo como consecuencia a Huening Kai repitiendo esos mismos pasos.

—Brindemos.

Y así se la pasaron, hablando más que nada sobre trivialidades, divirtiéndose juntos.

—Y así fue como casi me quedo sin empleo gracias a mi gato.

YuNa se echo a carcajadas.

—¡Es que es muy gracioso! Dios, hubiera deseado estar ahí.

—Tienes linda sonrisa.—ambos se miraron de frente unos segundos.

—Tienes la nariz más linda que he visto.

Kai mostró una sonrisa en forma de gratitud.

—¿Sabes? Hubo un tiempo en que mi nariz no era de mi agrado, gracias por tu comentario.

—No hay que Agra...

Ella iba a contestar pero su mirada fue robada por el montón de gente que iba con velas en las manos mientras cantaban villancicos.

—¿Pasa algo?—pregunto preocupado.

—¿Puedo pedirte un favor egoísta?

—Lo que sea.

—Acompáñame a la caminata, ya tenemos las velas.—YuNa sonrío a lo que Huening Kai no se pudo resistir.

Ambos se levantaron de su lugar y empezaron a unirse con la multitud.
Ninguno pudo describir la felicidad y la gratitud que sintieron en ese momento, ambos se sentían tranquilos, fue cuando entendieron que no sería la última vez que se verían.

Little Present | TXTZYDonde viven las historias. Descúbrelo ahora