El día por fin había terminado.
Desde que el pequeño Wish había llegado a sus vidas tanto Mean como Plan habían tenido que adaptar sus vidas, sus hábitos y sus rutinas a las necesidades del pequeño ser.
Afortunadamente tanto sus familiares, como sus amigos eran de gran ayuda.
Las abuelas eran cuidadoras incansables, felices y amorosas.
P'Gong era como un tío y se disputaba con Perth el puesto de tío favorito, aunque el joven Thanapon se burlaba de él diciéndole abuelo.
Sammy era, sin duda, la más feliz entre sus amigos. Ella era la que más a menudo les robaba al bebé para darles tiempo de pareja, mientras le compraba mil trajecitos y lo llenaba de juguetes.
Aquella noche era solo un poco diferente.
Ambos habían conseguido la tarde libre. Sin rodajes ni posados. Sin conciertos ni eventos de ninguna clase y habían podido pasear como una pareja normal, tomados de la mano por las grandes avenidas iluminadas, mirándose a los ojos, charlando, sonriendo porque sí. Porque eran jóvenes, sanos, felices, estaban enamorados y en una mochila portabebés, llevaban a su precioso tesoro de pocos meses, sonriendo y alargando sus pequeñas manos hacia las luces mientras veía todo con ojos brillantes.
Unas horas después, con los restos de una cena sencilla recogidos y un pequeño niño limpio y dormido, Mean y Plan se abrazaron en un pequeño sillón.
El abrazo cariñoso cambió de tono cuando los primeros besos de Mean, suaves y tiernos, encontraron los labios de su pareja. Hasta ese momento no eran conscientes del intenso deseo, casi necesidad que sentían.
Ambos eran profundamente sexuales, pero el trabajo y la paternidad les dejaban pocos momentos para el amor físico. Algunas noches, ni siquiera se acostaban al mismo tiempo y el que llegaba más tarde solía llevar a un diminuto niño dormido a su cuna para reclamar el calor de su pareja.
Con suerte, éso llevaba a un rápido revolcón. Besos hambrientos, caricias desesperadas, masturbación mutua o un agradable frotagge que culminaba en sendos orgasmos silenciados, de labios mordidos y gemidos graves.
Pero esa noche era diferente. Tenían tiempo y necesitaban tenerse el uno al otro como antes. Sin prisas. Saboreando el momento y el cuerpo de cada uno.
Plan fue quien detuvo a un excitadisimo Mean, que ya tenía las manos en la cintura de su pantalón tratando de hacerse hueco para alcanzar su trasero.
Se levantó con una enigmática sonrisa y alcanzó, de un estante cercano paquete envuelto en papel azul.
Mean quiso protestar. Ni tenía un regalo a cambio, ni ánimo para abrir nada que no fueran los pantalones de Plan. Aún así, sabiendo que no había opción, rasgó el envoltorio.
Dentro halló un cofre de madera tallado con letras chinas y al mirar interrogante a Plan, vio que éste le tendía una pequeña llave de color negro.Al abrirlo se sorprendió.
Por un lado, de la cantidad de envoltorios multicolor, ¡allí debía haber como 50 preservativos, y otros tantos sobres de lubricantes.
Por otro, de las gráficas imágenes grabadas en planchas de madera numeradas, todas ellas posturas del kamasutra, adaptadas a parejas de hombres.Ojiplático miró a Plan, que, totalmente sonrojado, y perdida toda osadía, lo miraba desde el sillón.
Mean metió ambas manos en su regalo y volvió a sacarlas.
–Número 7 — dijo mostrando la tarjeta elegida — y... Puaj, melón, no me gusta el melón.
—Pero a mí sí, y estoy deseando probarlo.
Y lo probaron... Claro que lo probaron, y más de una vez.

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3wish: Deseos de Yule
FanfictionEsta historia participa en el reto de Yule de "el aquelarre". Chicas, os amo, perdonadme por andar desaparecida y abandonaros durante semanas. Estos drables serán pequeños vistazo a la vida familiar de los personajes de mi OneShot "3wish", a través...